sábado, 28 de marzo de 2009

Cuando cayó la pared

En mi pared hubo una vez un cuadro colgado.
Colgado de mi pared estaba recién pintado;
sobre la pintura manchada otra mancha más clara,
otra mancha más clara sobre la mancha en la pared.

Pintaron la pared mil veces manos de colores.
La mancha seguía inmune más clara que la pared;
tu rostro en el cuadro se volvió tiza
y el polvo sacudido contaminó tu sonrisa.

Un clavo oxidado soportaba su peso.
Un cordel sostenía el peso de ese cuadro en la pared;
recuerdo ese rostro bello enarbolando sonrisa,
sonrisa que fue arrancada con el cuadro de la pared.

Ella fue arrojada sin separar del cordel.
Entre escombros enterrados estaba el cuadro aquel;
el cuadro con su sonrisa oxidada en la pared
demarcaba un espacio, un sitio que ya no es.

Ya no hay más cuadros en la pared.
En realidad tampoco nada queda en pie;
lo derrumbaron los temblores reflejos
cuando cayó la pared, la sonrisa y el amor aquel.

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