domingo, 2 de agosto de 2009

Como sapos tras las lluvias

Vuelvo de tantas palabras
que ya he perdido la cuenta,
el cuervo se desgañita
pero a ninguno amedrenta.

La ceguera exalta al necio
no quiere ver su conciencia
atrapada en los desechos
donde escarba la pobreza.

En la lengua del profeta
predicador de verdades
pululan frases heroicas
todas cagadas de hambre.

Nadie escucha lo que dicen
las voces de los ausentes
los tímpanos sucios de ego
impiden reconocerse.

Plantan y venden (verdades)
en medios audiovisuales
esparcen tantas (virtudes),
méritos que pocos les creen.

Venden sus almas al diablo
que tampoco le interesa
teme que los sinvergüenzas
le hagan la competencia.

Aferran cual mugre e’talón
los escaños que consiguen
compran y venden sus votos
se voltean como panqueques.

Y miran desde su banca
de ignominiosa soberbia
los balcones de los pueblos
que claman su recompensa.

Ellos son y se renuevan
como sapos tras las lluvias
procreando sus propias cuentas
mitosis de corruptelas.

Y vuelven siempre seguros
porque no tienen conciencia
renovados en los votos
de los pueblos sin memoria.

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