viernes, 30 de octubre de 2009

Dos noches, a veces

Hay días que no puedo
que todo me puede;
hasta levantar mis oídos para escuchar si aún lato,
si mi cuerpo sigue masturbando sangre
en una erección inacabable,
círculo vicioso
que se detiene en el último orgasmo
cuando la vida se dilata en contracciones
y se calla sin revancha posible.

Hay días con sus noches, dos noches a veces;
la que duerme en su albedrío de sueños
y la que desvelada debajo de la cama,
zamarrea mi trasero para decirme
despierta, ésta es tu noche,
quizás la última;
aún no es tiempo de cerrar los ojos
al silencio de la parca
que nunca reposa,
que sobrevive a todos los sueños,
a todos los estigmas que se escriben en su guadaña.

Hay noches con sus días
que se continúan iguales de oscuros,
hasta tenebrosos con sus sombras
que persiguen lagartijas,
mis lagartijas de calcinados soles
que salpican sus pies sobre calientes piedras,
donde me suelo acostar
cuando se enfrían mis escamas
y se llena de escarcha la entrepierna de mi sino,
que ya no eyacula sueños
ni siquiera intentos a mano alzada.

jueves, 29 de octubre de 2009

El día final

Amantes revolucionarios, subversivos
de una eternidad rebuscada y perecedera
fuimos cuerpos putrefactos al ocaso
sin regreso, sin gloria y sin banderas.

No era el momento de destruir la esencia
el tiempo que no es tiempo sin la vida
que late inerte o viva en sangre que corre.

La sangre es el tiempo, limita vida-muerte.

¿No es acaso menester detenerse a pensar
que fuimos borbotones de vida-muerte?
Entonces no era momento para destruir la esencia.
Igual estábamos muertos.
…………………………….

El camino mirado a la distancia
se angosta
hacia el extremo.
Se embuda,
como un cono de luz cerrándose.
Así es la vida.

Miro esa distancia que se traga
todo al borde del camino:
los campos florecidos de violetas
las relojes y sus misterios
las aves con sus esperanzas.
Los muertos.

Todo traga el tiempo final (la muerte).
El embudo que absorbe
el final del principio.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La confianza

Se desprendió de reojo
vejada y abusada;
guarda reposo
en prolapso vegetativo
de un creo falso
uterino y abortado
por otra dudosa y ajena reputación
de incertidumbre dubitativa:

a desconfiar.

Alguien cegó su alborada
la razón de su razón,
desde entonces dudó
negó y cayó,
no se levantó más,
no como antes,
no como tantos antes;
ahora mira de reojo
desconfiada.

El pan del día después

Ella sobre el púlpito
agoniza el instante perverso del beso pecador,
desprendido rouge sobre cuello gris.

Avinagrado, vetusto vino de misa,
zumo bautismal de incrédulos nómades
que besaron sus manos desteñidas
entre cálices de barro, sobre altares
mancillados por la fe falseada,
adulterada como ese creo
que no cree nada,
nada más que procrear
la incultura de un universo sagrado.

Mientras el mastica su pan blanco
espirituoso, auto-redimiendo culpas,
otros se mueren de hambre
y condenados.

Apócope

La vida tiene los días contados
el túnel de roca viva
engulle al tren de prismas acelerados,
chocantes de cuarzo,
energías que movilizan las agujas
sin control, descontroladas
de un reloj de arena de medio tiempo,
un portal sin regreso
apócope
de un ser mensurado.

El aféresis de la vida
en un túnel sin salida
espera del otro lado.

Necio

Opuesto al río
deriva solitario,
orejano,
redomón chúcaro
abstracto;
pariente de la roca,
del granito
hecho lápida;
pintado en grutas
por anacoretas de barro;
solitario elegido
auto señalado
para ser Mesías
de si mismo.

Por su estupidez
fue uno más
entre tantos olvidados.

Vejez sitiada

El hombre con ojos vidriosos y tez de lija,
la mujer con manos de encaje y tiza,
cuerpos hacinados en la matriz del tiempo
rechazados por el orbe,
segregados por la mezquina urgencia;
gangrena que corroe impunemente
la razón sin razón del verdugo,
justicieros con cincel de jauría
desgarrando la edad envejecida,
parias que engendran padres de abandonos
a la suerte de sobrevivir en cautiverio;
clones genéticos
adulterados y egoístas
pagando con cuchillos
las espaldas que los sostuvieron
antes que fueran vidas.

lunes, 26 de octubre de 2009

Inconsciente conciencia

Solidarias se despiertan,
pasan lista sobre la cara oculta
de la conciencia.
Las voces no profanas
se proclaman eruditas
en detrimento de lo absurdo.

Esas voces marcan oscuros,
querellan en albedrío,
se deslizan en calles de pies de brasas.
Señalan.
Provocan miedo, temblores.
Palpitan las angustias de sin razones.
Son las voces crueles
avistando lo profundo, lo que quema:
la flama incendiaria de la no vida
la cobarde inacción del cuerpo
la parálisis estentórea de la garganta,
la que niega;
no se asume autista.

Las voces y sus verdades
declaman la acción sobre el suicidio,
la posible muerte ensimismada.
Cuando sólo quede el aura de lo que fue
ellas serán quienes cierren la ventana
del despilfarro de ociosa vida
de quien se declare
en muerte crónica.
Escribirá
sobre la necia ceguera de lo que fue conciencia:
no abriste los oídos
no hiciste nada.

Inexorablemente

Derrotados los últimos vahídos,
las últimas letras mancilladas
como filtradas por el cedazo de una hoja,
remanentes de un juego
donde no forman nada.
Se diluye el tablero, el artista,
los clonados poemas;
el vértigo que ya no provoca,
la musa que no emociona las palabras.
Se endurecen los dedos
antes del final lento y agónico.
No sé quién escribirá el epílogo,
quién sostendrá la pluma.
Mi voz aplaudirá el aire antes de irse
nadie la oirá para imprimirla,
debo irme, inexorablemente.
Fracasa el último bastión de mi esperanza
el derrotero acabará derrotado,
quizás hoy, quizás mañana.
Definitivamente no habrá tregua
sobre la herida palabra.

viernes, 23 de octubre de 2009

Salinas

Ultrajada la cerviz sobre el regazo
reposa el hombre y su costal,
gangrenadas manos por la sal
alimentan miserables angustias,
sosas, insalubres, incomibles
apetito voraz de vida, de carne;
sal y sal y más salinas
en las entrañas de su tierra
reseca, desesperada
por otra angustia menos, otro día

Apenas conoce el blanco,
sus ojos quemados sólo ven blanco;
sus dientes amarillos, sin brillos,
sólo comen blanco;
sus manos rojas, quemadas
sólo conocen de las caricias blancas,
sal, saladas y más salinas

La tarde aprisiona su silencio;
sobre la cerviz encorvada
una lluvia de luz blanca
empalidece su esperanza,
sobre su regazo
hasta la nada es salada.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cortito

El almanaque de la vida tiene los días contados.

martes, 20 de octubre de 2009

Tres dedos

Los dedos de conciencia que sobran
señalan el hazmerreír del imbécil
el acusador de índice liviano
que comulga con lo absurdo
y su ignorancia.

El que acusa con un dedo
le sobran tres que apuntan a su norte;
no merece mi condena,
merece mi lástima.

/ Es mi reflejo el que habla /

sábado, 17 de octubre de 2009

A mi ventana

No ha sido fácil salir este día
demasiado duelos me han costado
para entrar a esta morada,
por eso no ha sido fácil salir esta mañana.

No he ido lejos,
apenas dos pasos hasta la ventana,
para colmo tuve que esforzarme
estaba cerrada,
me asomé a través de ella
no vi nada
y regresé a reposar,
antes cerré la ventana;
esta vez le puse clavos a los postigos,
que nunca más se abra,
afuera, afuera no hay nada.