jueves, 29 de octubre de 2009

El día final

Amantes revolucionarios, subversivos
de una eternidad rebuscada y perecedera
fuimos cuerpos putrefactos al ocaso
sin regreso, sin gloria y sin banderas.

No era el momento de destruir la esencia
el tiempo que no es tiempo sin la vida
que late inerte o viva en sangre que corre.

La sangre es el tiempo, limita vida-muerte.

¿No es acaso menester detenerse a pensar
que fuimos borbotones de vida-muerte?
Entonces no era momento para destruir la esencia.
Igual estábamos muertos.
…………………………….

El camino mirado a la distancia
se angosta
hacia el extremo.
Se embuda,
como un cono de luz cerrándose.
Así es la vida.

Miro esa distancia que se traga
todo al borde del camino:
los campos florecidos de violetas
las relojes y sus misterios
las aves con sus esperanzas.
Los muertos.

Todo traga el tiempo final (la muerte).
El embudo que absorbe
el final del principio.

4 comentarios:

LEON PLATA dijo...

He acompañado esta lectura con una visita imprevista en mi mente: la canción " Papá Cuéntame otra vez" de Ismael Serrano; entró sin permiso y no pude repelerla.
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Usted pensará que soy abusivo, pero cada vez más, me reflejo en sus letras. Eso de: " Entonces no era el momento para destruir la esencia: Igual estábamos muertos" me transporta a dos lustros atrás, en las que las consignas libertarias, anidadas en mi orgullo auto destructor ocultaban la aniquilación de mi ser...
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Otro maravilloso poema de su pluma, de su honesto y vital itinerario creativo. Yo le agradezco a la vida el haberme topado con este blog; aparte del deleite literario, aprendo mucho en cada línea que ofrece “El Otro Yo”.

Muchas gracias de nuevo.

La abuela frescotona dijo...

los tiempos de luchas por principios,nunca son tiempos devorados por su paso, ni tiempos de muertos,solo la vida lucha por mas y mejores tiempos- bueno recordé "algunos tiempos"... perdón mi amigo ,creo me salí de tema,te abrazo

Daniel dijo...

Compañero Leon, engalanas con tus lecturas profundas mis desprendimientos interiores.
Hay mucho de verdad en tus palabras; nuestras actitudes libertarias cualquiera sea, interna o externa, en realidad suelen ser reflejos utópicos que terminan en la frustación, esa especie de aniquilamiento o desilusión interior.

Tuviste la suerte o la lucidez necesaria para que sólo sean dos lustros.


Muy agradecido por tus elogiosos comentarios a los cuales considero demasiado para un simple escribiente.

Un abrazo.

Daniel dijo...

Tienes razón abuela, los tiempos de los principios no son deborados pero sí se calman con los años, casi que se pierde la esencia o la convicción hacia ellos. Al menos en mi caso.
Gracias siempre.