martes, 3 de noviembre de 2009

Insípidas moralinas

No me hables desde tu costilla,
desde mi hueso ausente hecho tu esencia,
yo te conozco como el viento que pasa entre mis muelas
cuando me aspirabas el aliento
donde sucumbían tus míseros besos,
aquellos que regateabas con preámbulos
de moralinas insípidas y malolientes,
de blasfemias de virgen corrompida,
de rana hechizada en princesa rana;
apenas un escalón más en tu evolución humana.

No me hables de amor ahora,
ahora que cayó el abismo sobre tus arrugas,
sobre tu escarcha acorazonada,
hiedra trepadora de desesperanzas
enredada en las piernas de cualquiera,
de cualquiera que se puso en tu ramaje,
en tu ramaje de hierba venenosa,
artera y seductora de ingenuos corazones
malolientes, corazones que engendraron
tu despotismo de diablesa.

No me hables, ya no te creo,
apenas siento surcar entre tus dientes
las palabras que se lleva el viento
montadas en nubes de cianuro,
tu auténtico veneno, tu esencia;
ya nada me asombra de ti
ni siquiera tu regreso hecho pureza
candela falsa de rubores
sobre tus sienes de culebra,
no me hables, regresa a tu silencio
tonta conciencia.

7 comentarios:

La abuela frescotona dijo...

describes cierto tipo de mujer en toda su capacidad destructiva y abyecta - te abrazo

Monica Gudiño dijo...

Y menos mal que le hablabas a tu conciencia, porque no me gusta encontrar un ser humano con tanto rencor hacia nadie, ahora que le hable asi es como un modo de enojarse con tu propio yo, lo que es tan comun como beber agua, pues todo lo debemos hacer todo el tiempo...
me gusto leerte y me sorprendiste al final.
un beso

Daniel dijo...

Mi querida abuela, la conciencia quizás sea femenina pero no es una mujer.

Gracias por tus palabras.
Besos

Daniel dijo...

Mónica, no es mi estilo tener rencores hacia nadie más que a mi mismo, único culpable de mis malos ratos.
Gracias por acercarte.

Un beso.

LEON PLATA dijo...

Leyendo línea a línea este poema, de mi imaginación iba brotando una "mapanare" peligrosa como todas, pero que en vez de hacerme daño ,bebía plácidamente un trago de whisky atado a sus terminaciones nerviosas...y he aquí que al final nos presentas unas sienes de culebra!!! Creo que estaba viviendo el poema en carne viva...

Hoy, hasta el momento, mi espíritu está festivo, así que haciendo uso de mis huellas caribeñas te diré algo: "sabroso" poema.

Daniel dijo...

Y tu imaginación vive la poesía de una manera sentida y generosa. Menos mal que la mapanare estaba afectada a su vicio.

Espero sigas con tu espíritu festivo sin decaer.

Gracias por llegarte.

Anónimo dijo...

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