miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ayer, el día, no sé...

Los muebles/ los libros/ un candelabro sin velas
certifican los estadios del tiempo;
la quietud de las plantas de plástico
en una maceta también de plástico
vegetan la no vida, la inexistencia de un flujo de sangre;
sólo mis gatas con sus suciedades
justifican el movimiento de mis pies:
la estúpida rutina de retirar sus excrementos.
El resto es harina de otro costal.

4 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Muy bueno Daniel. Esa soledad me llegó hasta aquí, aunque sin gatas. A veces me siento un poco así. Lo interesante es cómo lográs darle forma a esas sensaciones.
Cariños!

Daniel dijo...

Gracias Sol; hay que buscar referentes par saber si estamos en movimiento o entregados.

Un beso para vos.

Chiqui Abreu dijo...

Un halo de melancolía que nos invita al letargo, soledades cruzadas, el punto es: ¿Las vivimos o dejamos que nos vivan?
Me encanta la capicidad que tienes para hacerme nadar entre tus letras y encontrarme.
Te quiero mucho!
Chiqui.-

Daniel dijo...

Buena pregunta mi querida Chiqui; supongo que sospechas mi respuesta.

Te quiero mucho.
Besotes.