lunes, 13 de diciembre de 2010

Adulterio intrascendente

No es importante trascender,
lo que vale detectar es el momento preciso
en que el aire pasa por el circuito de los pulmones
y se diluye en la sangre y es vida latente:
hoy, ya, apenas este instante de ósmosis celular.
¿A quién puede importar si talé un árbol
de la séptima hilera de mis noches
o si el último beso que planté fue en la boca exacta
donde habitaba el aliento dulce
de un corazón oxigenado?

Trascender no es más que figurar
en un libro de muertos absurdos
que escribieron en el aire enfermo
de las agotadas calles:
que pasaron por allí,
que dejaron cien vástagos enfermos
que escribirán otras intrascendentes historias.

Mi historia es un cóctel de letanías
aderezado con dos pizcas de aburrimiento
y escrita en un papel de tabaco
negro como el humo negro que fumo,
que respiraré cuando mi inadvertida presencia
pase más desapercibida que un estornudo de luna.

/No pretendo la mortaja de un epitafio hueco,
solo deseo que el vientre que te pergeña
adúltera de sentimientos,
no procree necias palabras intrascendentes
como tu ingenua virginidad,
que se cansó de hablar de ella y de ti
como si el coger fuese trascendente,
tanto como para un testamento
de enferma egolatría/

Epílogo.

Apesta tu trascendencia;
puta vida.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Camuflaje

Hombres vestidos de camuflaje
caminan por la selva de cemento;
con una herida silenciosa
entre ruidos de vidas mecánicas.
Han despertado a la diana de cuarzo,
desayunado polvos químicos en leche adulterada;
circulan al son de un semáforo verde
siempre verde, siempre verde.

No se miran, pero saben que en algún lugar coincidirán:
en un carro subterráneo,
en un charter urbano camino al consumismo;
desfilan en trajes de apurados,
llevan paraguas para lluvias ácidas.

No se saludan,
no se miran,
chocan,
caen,
pasan pisando cuerpos,
alguno sobrevive y se levanta,
otros son tragados por túneles que dan a otros túneles
hasta una alcantarilla con forma de orbe.

Son rutinas domesticadas entre café y medialunas,
se alimentan con basuras de paso.
En media hora de urgencias evacuan intestinos, bolsillos y abulia,
luego se automatizan y regresan a lubricar sus sillones mullidos
donde mueren de a poco entre números fríos,
tan fríos como sus días.

Alguno sobrevive y se levanta
y se sienta con una dosis en las venas,
a mascullar su fruta podrida,
su aliento a desconcierto alcoholizado
y se sienta a escribir poemas;
otra forma de morir de a poco,
urbanizando miserias
detrás de sus ojos adulterados de sueño,
lamiendo el reloj del infortunio
hasta que den las doce en pleno.

Luego sale a robar la vida
de las calles suburbanas,
para no ser menos
que una herida.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Si tan sólo un golpe de albur

Si tan sólo un golpe de albur
lastimara los contornos de esta hoja,
y se hicieran pies las palabras en huída
y un verbo de fuego calcinara el puñal,
con el que destruyo el canto de una rima.

Si este payaso lamiera
sus chascos de insigne melancolía.
Si brotase de su caliza boca una risa;
se abriría el pentagrama que lastima,
la sordera inviolable de un anhelo.

Brotaría la inconclusa rebeldía de un lamento
hasta preñar la exacta dimensión de un verbo;
trasgredido, mutilado, exiliado de sentidos,
que pernocta bajo cien llaves de miedos.
Podría ser un nombre, un cuerpo refulgente,
una memoria renovada sin olvidos.

Si tan sólo abrieses tus reflejos,
y el canto deseado brotase de tus cuerdas;
embellecerías lo infértil
que limita desde siglos la inculta tierra,
el páramo reticulado de mis instintos.
Castrarías sin pensarlo,
los abrojos que sujetan estos años.

Blanca tersura, mandamiento de vida,
si tan sólo llegaras cuando aclare
la garganta muda del poeta
y estimules su clítoris con palabras.
Morirían en mis versos las angustias contenidas
y saldría a recibirte halagüeña esperanza,
con los dedos en v, en señal de bienvenida.

martes, 23 de noviembre de 2010

Cuando no quede basura sobre las calles

El hambre es sinuosa,
sacude las tripas
con sus quejidos,
con sus ácidos eructos.
Deglute saliva
sólo saliva.
Saliva.

El hambre tiene hambre;
no entiende de inflación,
pide aumento
resarcimiento,
un porcentaje de migajas,
menos hambres en las calles,
menos moscas
que inflen su hambre.

El hambre fue niño,
creció y creció
hasta volverse adulto,
creció
hasta volverse híbrido,
sin documento,
sólo un rostro esquelético.

El hambre habla para adentro,
infla barrigas
de aire,
más aire
y flota sobre
la ingenua mirada
de otras hambres
como ella.

¿Qué hará el hambre
cuando todas las hambres
se cansen y revienten
y salgan a matar
hambres con menos hambres,
con menos aire
con menos barriga
con menos desesperanza?

Ladrarán los perros
de las hambres
que no tienen hambre;
porque cuando el hambre se canse,
cuando el hambre atenace
las hambres de los que tienen hambre;
cogerán los cuchillos
afilarán sus gargantas
y saldrán a matar su hambre;
de venganza
de esperanza
de vergüenza.

Cuando no quede
basura para repartir
sobre las calles,
recién entonces
se habrá purificado el aire,
y el hambre…
habrá saciado su hambre.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Es hora de volver a casa

Cuántas madreselvas han tejido paredes
antes de volverse trepadoras;
cuántas muertes han renacido antes de caminar
sobre este inculto terreno cubierto de alimañas,
de cadáveres que han vivido absurdamente
su propia vida de irresoluta humanidad.

Es momento de voltear las sábanas,
de blanquear con el recuerdo
esta situación absurda de empañar los días;
de alterar el orden de las cosas
en un orden necesario y diferente;
recuperar el acento natural
que nos asombró luego del principio,
luego de las miradas concluyentes
que absorbieron nuestros ojos.

Solos, inmersos en obscenidades
descubiertas en la red de placares
donde habitamos indiferentes sin distinguir los ocasos.
Es tiempo de subyugar a la distancia
y abrazarla del mismo lado de la luz
y ser sombra y pared al mismo tiempo.

Es hora de volver a casa,
apagar la caja boba
y olvidar la vida que desalienta,
que alimenta este existir de superficies,
que rebalsa el vaso de abulia,
mientras afuera, todo continúa como si nada,
como si un viento venusino atropellara una nave de olvido
que intentó posarse desnuda.
¡Sí señor!
Es hora de volver a casa.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Inexistente

De nada sirvieron los recursos;
agotados los recuerdos
la mano sostiene
apenas una sombra marchita,
sin identidad.

Se esfumaron los aportes
y la caja negra
susurra un desacuerdo;

-no estoy de acuerdo
que alguien sepa
quien no fuiste,
demasiadas manos ausentes
abrazaron lo desconocido
de tu historia.
Si preguntas al ciervo
quién fuiste en vida
seguro dirá:
"un mal cazador,
ya me ves, sigo vivo
con mis cuernos intactos
y su pared sin trofeos".

Agotados los recursos
la mano extiende su sombra
y ambos desaparecen
sin identidades comprobables.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Lo siento señor

El niño
golpeó
la ventanilla
de mi coche
con gestos
de manos rudas

-le limpio los vidrios

su mirada
leyó mis ojos

-lo siento señor
no sé limpiar
conciencias

-eso dijo-

¿O fue mi vergüenza?

Infortunio

Se ha formado
un agujero negro
en el espacio
de mi cama

no quepo en él

continuaré
purgando
mi vida
a plena
luz del día.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Colage de inexperta necesidad mutante

Mis ojos se hundieron en los trazados de las manos;
un colage de atrocidades desdibujó el genocidio de las memorias,
cayendo los muros, desconcertados de aburrimiento.
A nadie importó la masacre de ideas universales,
que alimentó el ego del potencial suicida imberbe.
Era entonces la obnubilada timidez del alma,
la prosapia genética de un letargo a perpetuidad.

Fue entonces lo mismo que hoy, pero con menos tiempo,
menos manual de supervivencia en esta jungla;
nadie me advirtió que el mundo rota en sentido contrario
al deseo de un vuelo suave por la ancha avenida.
Un kamikase entre tantos voladores nocturnos
disparando saetas de ignorantes proclamas.

“Dame un abrazo de lianas, un ósculo de esparcimiento
que module el ímpetu de la sangre que despierta”.
Mi lema de abandono, de inexperta necesidad mutante;
de visión conquistadora sin carabelas ni horizontes;
abandonado a la deriva por los primeros vientos;
náufrago en un planeta sin líderes ni espejos.

Sólo a la deriva, pluscuamperfecto anochecer
en el centro de un motín de hormonas;
insubordinación de las gónadas sedientas de piel,
de flujos de vientres efervescentes y jóvenes
desayunando el maná que provee la sangre.

Y morí entonces abrazando mis brazos,
trazando laberintos de venas abiertas,
desparramando contradicciones de vida y muerte.
Sepulté mi cuerpo entre restos de recuerdos,
enarbolando la certeza de una premeditación abusiva,
planificada en la genética de un mundo sinsentido,
obsecuente con un suicidio que inició
cuando me vi flotando en la ancha avenida,
con semáforos en rojo y el tránsito a contramano..

sábado, 23 de octubre de 2010

Sinceramente

Falsifiqué mi firma
para poder ser poeta

los requisitos imponían
la correcta disposición
de acentos
comas
musicalidad
hiatos
sinalefas
y hasta un ábaco
para contar sílabas

el anexo decía
poesía libre
con reglas

fracasé como poeta
-no sé mentirme-
pero sigo
escribiendo
poesía.

domingo, 17 de octubre de 2010

Nada de nadar

No pienso
en socorrerme;
mis años viejos
no desean,
permanecen;
mientras el piso pasa
debajo de mí.

Un pez sin agua
se ahogaría
en el polvo;
yo me ahogaría
en el agua,
me hundiría
junto al pez.

Él sabe nadar;
yo nada.

Si fuese pez
-sin agua-
me hundiría
en el polvo.

¡Caramba!
Estaría como al principio
-polvo al polvo-

Falso ilusionista

Desazón pariendo tempestades,
fragilidad de memorias
en los sueños frustrados;
reposa abúlica
la fe de la gente.

-¿Puedes venderme una esperanza?
-Suplican al poeta-

-Soy apenas un hombre,
no hago milagros;
sólo escribo versos tristes
que nadie lee.

sábado, 9 de octubre de 2010

Residuos patológicos

Calles;
vaciaderos del mundo
resumidero que resumen las inmundicias
receptáculos viciosos donde todo se envicia
y la estulticia del humano
que escupe sus propias miserias.

Caminan juntos; las putas
los estudiantes eruditos en nada
los mendigos que venden su lástima
reciclando Mc Donalds
de los desperdicios dejados
por otros desperdicios humanos;
monjas en cautiverio de un dios de yeso
que mira sin ver nada
que multiplica el pan de los poderosos
y los convierte en votos de indiferencia.
Las calles sin voces
que hablan hasta por los re-codos
que hay un inframundo emergente
sobre sus montañas de escombros;
Jeringas descartables
entre humanos descartables
que beben el alcohol y la sangre
de los ingenuos dadivosos
zombies que han dejado sobre la tv
el control remoto de sus respiradores
Basural de pasos acabados
errantes, buscadores de nada…
y el hambre.

El hambre que eyacula ignorancia
en forma de hueso y de magra carne
con sus futuros muertos antes de tiempo.

Los desechables
arrojados de balcones ruines
perros, gatos, fetos en bolsas de plástico
-quizás tuvieron suerte-
ancianos seniles sin pañales
niños sin padres o con padres también desechables
que no supieron reutilizarse
luego de procrear miserias.
Madres cargando ristras de niños sin edades
falsos profetas de fe variada y diezmos ladrones
que roban la esperanza y venden la mentira sin vergüenza
puerta a puerta.

Entre estas miserias: los poetas;
falsos veedores,
dibujantes de irrealidades utópicas
fantasías en palabras rimadas
que se olvidan
cuando apoyan el codo sobre la hoja
borrando lo escrito con impunidad heroica.

Levanto mi lata de limosnas
de la calle absorbida por la noche
donde los pechos golpeados en las iglesias
transitan ya sin mirarme;
descorro mis gafas oscuras
y me escapo hacia otra esquina
donde la ingenuidad más generosa
pagará monedas por mi falsa ceguera.

Miro el cielo; nubes negras anuncian
otro temporal de miserias.
Tamborileo mi bastón sobre las baldosas…
y espero.

Hipocresía doméstica

Líderes
políticos
religiosos
doctores
patriotas
apátridas
exiliados
compañeros
camaradas
capitalistas
empresarios
demagogos
intelectuales
ignorantes
mediáticos
filósofos
poetas
militares
subversivos
genocidas
pacifistas
Mc Donald-istas
ecologistas
artistas
mendigos
madres
padres
homos
hetero-
izquierda
derecho
centro
ultra
payasos
necios
torpes


y sus falsos discursos
compungidos
de la desnutrición
del hambre fecundo
de la mortalidad infantil;

ninguno asume
la desnutrición
moral
del hombre
y su mísero
avance
sobre la estructura
de la vida;
de la improbable
continuidad
de la vida.

sábado, 2 de octubre de 2010

Absurda insulsez humana

Bienaventurados los callos en las manos
del que habla con sus huellas
y la tinta de su saliva,
humedeciendo con escupitajos
las fibras de tu costra ósea.

Babosa intramolecular,
fagocitas los restos naufragados
de los tantos espías de tu cuerpo.

Vacías tu aliento
en la boca eraria de la muerte,
abrazas la fortuna a bocajarro
como última esperanza,
luego te vas,
borrando con tus pasos nuevos un camino antiguo.

Cuando te desintegres,
la necrofilia unirá tus pedazos;
el adagio ventral
sostenido de un sol en implosión
llagará grotescamente lo vivido.

Andrógena muerte, testosterona estéril;
para qué carajos sirve un planeta de simios
que preserven la humana especie,
si hoy copulas sin hambre
sólo por complacerte.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Bastones blancos

Ver en horas de un ocaso
justamente dos partidas
de un viejo sol
de un día viejo
y sumar otro envejecido romance
con la desgastada vida
que regresa constante
como la furia de febo en verano
quemando las entrañas absurdas
del hombre también gastado.

El balance de las horas
involucra
comprender que la suma resta
y que la resta multiplica
la congestión del tiempo
que se arruga sobre los huesos.

Y ya no va la sombra erecta
proyectada en la pared
ahora es una curva en pendiente
sostenida por un bastón descalcificado
que la atrae a la tierra
le acorta el esqueleto
y su viaje sin regreso
para eternizarla en larva
o en polvo de donde viene.

A esta hora del ocaso
donde sólo llueven bastones blancos
donde la ceguera obnubila
la piel del aire que aplasta el rostro
y llama a la asfixia
como cansada de vaciar pulmones
gastando obleas de oxígeno
sobre una calesita muerta.

¿A dónde va el calcio de las
estructuras del tiempo?
Esta melancolía ahueca las brumas
y el futuro se rellena de malos presagios
donde no cabría una mínima molécula
que regenere la vida.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El árbol que llora pájaros

Del árbol que llora
llovieron pájaros
el peso de sus nidos
dolió en sus ramas
hasta curvarlas
en
c
a
s
c
a
d
a
s

Corrieron ríos / de pájaros /

/ y de nidos /

Luego
/ el río /
sacudió su humedad
recogió sus alas

/ y sus nidos /

y voló

v o l ó
hasta mis ojos
que dejaron de llover pájaros.

sábado, 14 de agosto de 2010

Belleza perfecta

Lo bueno de vivir en la oscuridad
es poder dibujar un rostro en ella
con sólo tantear la memoria
y recoger retazos de recuerdos
de la última visita a la vida;
de otras oscuridades sin rostros
donde la belleza es perfecta.

sábado, 7 de agosto de 2010

Infierno

Hombre

/ palabra vana
en continencia /

Una voz
sonó a mujer
y cobró vida
el inexplicable vacío.

El hombre
recuperó su nombre.

Juntos comieron la manzana.

Dicen que ardió el cielo.

Reciclado

He debido aprender
mutar el ser etéreo por el concreto
dejar de ser larva a ser homo sapiens
comer de mis manos:

los dedos, los tendones
las entrañas
los extraños ritos naturales
evacuar el cuerpo luego
hasta cubrir la tierra
de inmundas ideas
sodomizar le esperanza
las virtudes genéticas

abortarme
recuperarme
reciclarme

para seguir siendo
un sobreviviente más
del cíclico holocausto humano.

viernes, 6 de agosto de 2010

Palabras disparadas

Las dudas fueron
un disparo en mi lengua.

Hoy las palabras
salen perforadas
sin aire
deformadas

para que no quepan dudas
que no digo nada.

/ Como siempre /

martes, 3 de agosto de 2010

Esta noche

Abrí grande mi boca en un bostezo,
salió la noche a recordarme que sigue adentro.
Apagué la luna y se durmió en mis ojos.

lunes, 2 de agosto de 2010

Antes que el amor siga pisoteando mi locura

Hay días de hambre donde nada lo mata,
donde los ruidos escalofrían el cuerpo con sus silencios.
Hay días de sed que anegan la macabra hora,
el sortilegio de los pasos urgidos que mueren sin respirar.
Sucede que a veces todo está quieto,
hasta el tranvía se ha varado bajo la sombra de la siesta
esperando volverse naufragio.
Hay días de cierta incertidumbre
donde el destino teme encontrarse conmigo,
sabe que no transigiré y que pelearé por mi muerte
antes que lo previsto
antes que él lo decida
antes que el amor siga pisoteando mi locura
y la vuelva sumisa,
tan cuerdamente loca como ahora
que ama hasta desear la urgente muerte de los días.

sábado, 31 de julio de 2010

Vuelos

El pájaro enjaulado, antes del suicidio dijo:
¡Moriré cantando!
¿Alguien se opone?

Nadie respondió,
hasta el silencio prefirió morir;
no hay libertad sin el canto de los pájaros.

viernes, 30 de julio de 2010

Todo está bien

Soy la utopía y me desangro
por las necias mentes-muros ;
me acobardan, me obnubilan,
me retroceden dos casillas por cada una que avanzo;
me aíslan las reglas, la in-cordura,
la invalidez humana.

¡Y soy humano!

Llegan los mazazos desde las masas,
su ceguera choca contra la luz,
la revisten de cinismos
¡Está todo hecho, no hay caminos a descubrir!
Y soy la oveja negra, descarriada, alejada del rebaño;
me pintan los dedos de traidor a lo escrito,
soy foráneo en la sangre
provocador de rebeliones
subversivo entre cobardes.
Alguien dirá: un imbécil idealista,
un incómodo en lo cómodo
un adelantado tres pasos más atrás de lo posible,
de los auto límites que masifican
que acomodan a su comodidad los “todo está bien”.

Hacer, deshacer para ser.
Deshacer
deshacer...

¡Todo está hecho,
guárdate tus utopías,
nada está tan lejos como ellas!

Y las masas siguen como ovejas,
deshaciendo
deshaciendo...

Yo, tres casillas detrás de lo posible,
remando
remando
remando.

viernes, 23 de julio de 2010

Concepto errado del diabólico padre

Dejar de ser
la inmaculada concepción del ser,
traspasar la estupidez
la gran mentira de la vida,
de gen-eración en de-gen-eración
de doctrina a holocausto.

Volver la mácula absurda
del ojo con la viga
del golpe de odio en la otra mejilla;
caer de rodillas sumiso a un tótem
ayer de espíritu, hoy de barro.

Me confieso, ateo de mi sangre
-al concepto errado del diabólico padre-,
lánguido y mal humorado,
putrefacta manzana de la frustrada raza
puta destrucción del nonato mundo.

Pero te señalo victimario,
acérrimo tirano, capitalista de almas,
sugerente mercantil del me das y te repongo,
disfraz carnavalesco del cobarde
del que teme avanzar por sus débiles pasos
y echarte la culpa sin sentirse culpable.

A nadie engañas, ni siquiera a tu espejo,
el libro que pintaste se rompió en pedazos,
los profetas escupieron en tus clavos,
se oxidaron tus ideas
cayó la túnica manchada de sangre de infantes,
la palabra adula al ignorante
el viejo manifiesto del poder
se caga en ellas,
y vagas entre la mentira y la urgencia
en las debilidades de quien te profesa.

Desde la noche de los injustos

Otra vez las calles silenciosas
las veredas que contaminan con sus pasos
de abajo hacia arriba, desde las raíces
de las plantas de los pies.

Un río de injurias espontáneas, incoherentes,
se derramó en cadencioso desvarío
entre dos cordones mudos, fríos.
De acera en acera murió la ternura.
En los incrédulos oídos
se quiebra la sensatez a golpe de martillo.

Y el poeta desilusionado
se entrega al fluir herrumbrado de unos versos.
Detenido el vaivén cierra los ojos y expira:
todo final tiene un principio.
Hoy la cuenta regresiva alerta su sino:
murió el planeta de la flor
cuando cayó la bruma
desde la noche de los injustos.

La espada del ángel
cercenó su ilusorio camino.

Obituario

No tengo tiempo de detenerme,
he adorado el pesebre de tu estación
el natalicio de un nonato que no crece
que se ha aferrado a tu vientre de gárgola.
Hay un trazado por cumplir,
inmodificable mapa de relieves crudos y rugosos
firmes encantos de la muerte,
de esta que llama desde las voraces tramas del destino.

Y no hay miedos firmados, hay cruces inexorables
que definir, hay encierros postreros sin barrotes,
que coagulan la sangre de los relojes, de los huesos.

Demasiado tiempo, demasiada incertidumbre innecesaria
para esta tristeza lacerante que agobia los ejes
que empasta el brillo de las auroras, sin venas,
sin llaves ni remansos que aplaquen la ira,
la rubicunda desventaja de estar por estar,
vagar sin ímpetu sentado a la vera.

Llama el puñal a la futura cicatriz muerta,
se clava como en miga de pan
rebanando los arbitrios de la ira;
nefasta agonía, incrédula vida que ve llegar su final.

Y pensar que vivió al filo de la línea
con la miserable soberbia,
con el tiempo definido desde el primer llanto,
como si la eternidad fuese suya y no del tiempo.

miércoles, 21 de julio de 2010

21 gramos

La noche abrió la boca
y saltaron esquirlas de vómitos mezquinos,
injuriosos; hediendo a repugnantes celos
sobre la delicada memoria que te habita,
llenando de gérmenes mutantes
escupidos por el odio artero
por la inquina del farsante;
entonces formateó tu mente
olvidando lo vivido,
sepultando en dudas los versos enamorados
los besos del alma
la desnudez de los vocablos que te vistieron de abrazos
en la sobria distancia
en la piel dibujada por cántaros de lluvias,
aquellas antiguas lluvias
las que esta noche cruzaron el puente
para volver a llover en mí.
Y la mácula dudosa, inexistente, se volvió injuria en la piel
donde antes habitaba la pura expresión del alma;
y los siempre temblaron
y el amor sonó a mentira
a lágrima de hierro
a látigo de lengua sobre la confianza
que se astilló y dejó las huellas,
la costura insalvable,
el puente levadizo que no cierra
desde el instante que el odio abrió su boca
y se tragó todo un sueño
como un frágil castillo de naipes.

sábado, 10 de julio de 2010

Nadie vendrá a regar las flores

Doscientos siglos abren los ojos
¿Cuál de ellos pisará esta noche
la lánguida esperanza sin sol,
que subyace, que besa la presta tierra?

Derramarán los ojos en las tumbas
las coronas y sus espinas recias que enmarcan el adiós,
el definitivo artilugio de escapar de la vida;
esa mentira tan absurda como absurdo el beso muerto.

Nadie estará allí, abundarán los ausentes,
la tierra ocultará el último rostro
ahuyentando los fantasmas con sus trampas.

Alguien dirá: que fue desdicha de un amor,
otros, que apresuró a buscar la excusa;
nadie verá en mis vertientes de arrugas
derramar la sal amoratada,
porque hace tiempo he podido prescindir
lo inalcanzable, lo superfluo de amar
por la simple y efímera carne.

Nadie vendrá a regar las flores que no crezcan
porque partiré sin avisar, sin mendigar abrazos,
a muchos molestará esa indiferencia,
necesitan ser testigos del dolor
y decir en murmullos ¡Te lo dije!
Llégate a casa y me cuentas;
quizás alguna de estas noches
si mi vida loca me permite,
tomaremos cerveza y hablaremos como amigos,
como entonces, cuando éramos apenas gérmenes de sueños,
aquellos que no sabían de miserias.

Doscientos siglos, a quién importa;
si para que me escuches tengo que dejar mi testamento
mi derroche de nada sobre esta mi última morada;
afuera han quedado fantasmas,
ellos buscan otro cuerpo,
puede que el tuyo, en otro espacio, en otro negro siglo.

jueves, 8 de julio de 2010

¿Verdad que todo es mentira?

La mentira miente,
dice que hay un sentido oculto detrás de su palabra
y es verdad,
es tan cierto como su mentira
como la trampa de palabras
que engañan
que timan
¿Y quién puede dudar de ella
cuando dice que miente?

La verdad asiente
la mentira duda,
no cree en su absolutismo
en su objetivo concepto
y tiene razón,
su verdad no convence;
hay más de una verdad detrás de cada mentira.
¿Verdad?

Quizás las dos mientan
o ambas digan sus verdades,
lo cierto es que no creo ni en mi sombra;
ella dice que me sigue siempre
pero de noche no la veo
se oculta entre las sombras
se pierde, se confunde,
abolida su razón
se niega y luego aparece
cuando un rayo de sol,
un impoluto gemido adiamantado
disgregado en mil colores
la tiñe de arco
luego de la lluvia.

En confianza (entre nosotros digo)
¿Verdad que todo es mentira,
que la mentira es la paleta de colores,
el placebo del iris revolucionario de paz,
que la mentira es el hambre en las calles,
en los estómagos de los libros,
en el profiláctico condón
que legaliza el crimen organizado de la vida?

No creo en mi verbo,
en este absurdo delirio suicida,
pero no es mentira, aunque no sea verdad:
soy la inferioridad numérica de mis yoes
ellos sí dicen la verdad,
sus tantas verdades sobre mi persona
que hasta me parece mentira
haber transcurrido tantos siglos
alimentando una utopía.

martes, 6 de julio de 2010

Alguien gritó en la noche

Presta oídos, escucha,
alguien gritó en la noche,
quizás el viento o algún fantasma
con hambre de un cuerpo.

¡Gime! ¿Oyes? ¡Es un lamento!
viene calando hondo el terco silencio
y galopes de briosos caballos
aterciopelan el aire de relinchos.

¿Será la conciencia del hombre
buscando albedrío,
la finitud de la pena
la boca del laberinto,
el agua bendita que calme la sed
y lave el barro de entre sus dientes?

Imagino que lo toma la muerte,
que en sus manos mugrientas
sostiene en equilibrio
la fe inconclusa del guerrero herido,
y estocadas certeras laceran su miedo
y un río infinito de lava ardiente,
proyecta injurias sobre su cuerpo.

Yo no sé, pero el aire sabe a brusquedad,
a maltrechos horizontes
sangrando en velas de fuego,
en olas de azufre, mal oliendo,
mientras un beso de muerte
amargo como la vida,
sacude el istmo de su pecho;
entonces también grito,
grita conmigo,
gime al silencio la magnitud de las palabras,
del dolor;
la esperanza del hombre partido.

viernes, 25 de junio de 2010

La sutura

La sutura
dura, inmóvil, cerrada
allana la herida
cierra firme el grito,
afuera la costra
sostiene la huída
el flujo sanguíneo
que no mane, que sea menos;

ayer la hoz
hoy la palabra
ambas cegando el habla
la planicie del espanto
del amor cegado
eunuco
impotente
visceral
vomitivo.

Cada punto un ruego
un desatino.
Me dices,
ayer eras sangre hoy vino:
mareas
obnubilas
perforas
resaca menstrual
de mis noches.

Entre dos paredes
dos rostros aúllan
rebotan
revientan
sangran llantos
suturan
tejen
castran un amor
sin piedad;
el odio fue más fuerte,
nadie sobrevivió a la emergencia
en la sala de espera.

lunes, 21 de junio de 2010

Como a ellos

Descolocado loco
locura indecente
¡Indecente!

Cordura esquizofrénica
disloca las abulias
desarregla la isquemia
la zoofrenia del disloque.

Locos de cordura
incordios de cuerdas y de voces
la mente desglosa
la voz escupe saetas
delira desde la in-cordura
loco yo por ser poeta
asceta indecente
chaleco de-mente.

La pared no entiende
se desploma
choca la in-mente
loco libera la palabra en la lengua
y lacera la cuerda estupidez
que se vuelve loca de cordura
no comprende
muere necia, ciega, cuerda
estúpidamente cuerda.

El loco sonríe…
nadie lo encarcela.

domingo, 20 de junio de 2010

La finitud del círculo

De su nudo -la boca-, lloró el árbol;
lo vi entre dos quiebres caer madera
horqueta herida teñida de rojo,
cascada hecha resina.
Cayó sin caer, muriendo de pie.

Y no olvido su llanto ni sus anillos de recuerdos,
siglos cubriendo soles
escarchas desveladas en genética circular:
hacia arriba, ensanchando copa
hacia abajo, reabsorbiendo raíces,
pariendo brotes de futuras maderas;
las hijas de sus hijos,
la misma savia dolorida, la misma angustia.

He visto a mi padre,
en el tajo de la vida por donde entra la muerte;
la muerte de la sangre, el último apellido de su estirpe,
es decir, los hijos de sus hijos, que no serán.

lunes, 7 de junio de 2010

Tu terco y lento suicidio

Como tantas veces, me he acercado a ti
revolviendo lo eternamente revuelto;
las palabras inconsistentes, los verbos.
Planté geranios en tus manos y un sol,
para reconocerte en ellos.
Como tantas veces.

Como tantas veces; ultrajé mis ojos
humillado a un desatino,
y un perdón inequívoco al aire
se esfumaba en los silencios.

/Eres necia, rencor de piedra,
lámpara sin deseos apagándose
en los suspiros del viento;
viento viciado de dudas,
las mismas dudas.
Como tantas veces/

Como tantas veces; tu boca de hiedra
lanza dendritas sobre mis paredes
trepas reptando como sierpe
clavas espinas y luego huyes.
Como tantas veces.

/Me duele verte morir, despacio,
secándote sin treguas;
suicidándote los ojos, la lengua, la sonrisa
contra mi angustia que se queda/

También me suicidas,
como tantas veces.

martes, 1 de junio de 2010

La nocturna siesta del poeta

He pensado enmudecer
buscar el atronador delirio que subyugue
la garganta, las formas de la desesperada razón,
absurda razón: la aurora próxima.
Veinticuatro círculos, dos agujas de hielo
la abertura roja de las venas
y los cuerpos heridos sin la luz.

/He pensado, no sé, quizás verte clara
detrás de tu bipolar presencia
lamiéndote las heridas
sorbiendo las míseras y escuetas paredes
de tu negra conciencia
¡Oh! Noche/

Mi locura trasvasa los umbrales
se acurruca en el vientre del temor
en la fragilidad del brillo de las lágrimas
antes de la muerte del rocío.

Es la aurora desgastada
cambiante de luces parturientas,
difamando al nacimiento del día.

Por fuera del pulso, el holocausto matinal
la desfachatez de tantos pasos vacíos,
auguran la nocturna siesta del poeta
que duerme sobre lápidas sin memorias
ni fechas de caducidad.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Cuando el tiempo gima en las bisagras

Puede que no me veas
tejer memorias por millones de auroras
y cortes leña de mi árbol sin darte cuenta,
y caigan los gajos de madreselva
enredados en los brazos de la espera.

Preguntaré entonces al gato cojo
si te vio subir en la azotea,
quizás sin darte cuenta
tomaste el tren equivocado,
el de la vieja travesía de paisajes,
de los mismos sitios,
nuestros antiguos niños extraviados
en la fuente de los sueños.

¿Te acuerdas la palidez del sol?
¿La escarcha de la hamaca?
¿La ruta del tranvía hacia el cielo?
Había entonces medialunas de queso
y la sonrisa de un payaso
dibujaba gorriones
sobre su sombrero.

Sólo cuando el tiempo gima en las bisagras
miraré el reloj y te sabré volviendo.
Encenderé la luna
sacudiré el polvo de las rosas
sumiré en zumo de uvas las cerezas
y pondré el mantel sobre la espera.

Te veré llegar desnuda
con la sonrisa como vestimenta
simple y bella como esfinge,
reluciente lunar de estrella.

Cuando bajes a la tierra
desde tu efímera gloria,
pisarás mis huellas,
te sentarás conmigo y te leeré un poema,
hasta quizás una lágrima de esperma
fecunde el anhelo abandonado
cuando murieron los gorriones
y la ajada rosa de mi sombrero
se deshojaba por dentro.

martes, 18 de mayo de 2010

No hablo por mi boca

No hablo por mi boca;
mi boca es más muda que una tregua
que un archipiélago de ojos muertos
en una frente de estatua-piedra.

No reconozco en mí
las planicies de la monotonía
ella sí habla pero no la escucho
me aplasta las orejas con sus gritos
¡Cómo grita!

A veces recurro al espejo,
artilugio volátil, instantáneo como rayo.
Mi voz rebota en esos ojos
delatando mi ausencia
la transparencia absoluta;
desintegrado, sometido a la abulia recurrente
de esconderme tras las pestañas de una sombra.

Y es cuando apareces
repliegas los bordes de un pasado
te zambulles entre mis costillas
practicas un forceps que aborta mi in cordura
expulsando las antiguas vigilias encarnadas.

Y me posees; plenitud absoluta, íntegra
hasta que los esfínteres del alma se relajan
absorbiendo toda mi noche en un solo de besos
en un concierto de preámbulos nocturnos
iluminando la llanura del silencio.

Flaquean los trazos, los esbozos genéticos
que mutan desde un muerto a este tiempo
eres bálsamo entre páramos
violadora transeúnte de mis espasmos
cuando el abrazo del deseo
sucumbe los cerrojos de mis miedos.

Te adueñas mujer, de cada gajo invertebrado
de toda raíz embutida en mis grietas
fertilizas en savia las ocultas historias
las que narran la paz entre guadañas
las de las termitas corroyendo mis fibras.
Soy por gracia y obra de tu esencia
plenitud extemporánea sacudiendo la modorra.

Calla entonces la noche y se pregunta
¿Quién se apoderó de las auroras?
¿Quién se adueñó de tu muerte?
Y me dejó sin el hambre de saberte
sin tu mísera existencia entre mis garras.

Tú sonríes mientras juegas con mis sueños
te sabes dueña y señora
patrona de un infierno
y te acuestas con la muerte, con mi muerte,
que no tiene escapatoria.

viernes, 14 de mayo de 2010

Abstracta mujer de piel y formas

Sólo tú me habitas
vida austera, roca negadora,
egoísta ceguera,
abstracta mujer de piel y formas;
nada pregonas fuera de tu cuerpo
más que la pared que te gobierna.

Y subes como viento de montaña
atravesando la cresta,
revolviendo el polvo áspero de su cuesta
que cuesta sostener aferrado a la tierra;
el árbol perenne
que asido a tu sombra
se aferra a las manos que te ahogan,
las distrae para que no aprieten
y corten tu vida que se entrega
pero tú, tú miras al poniente
en ceguera obsecuente,
miras el camino más corto
al precipicio
al beso fatal de la muerte.

Mira mis raíces impotentes
balancearse al viento de los miedos
al temor de caer cuando caiga tu cuerpo
y las ramas se quiebren sin poder sostenerte.

Sólo tú me habitas mujer
mediando entre el infierno y el cielo
nada hay más acá, toda la nada
acumulada en mis sienes.

domingo, 9 de mayo de 2010

Todo sigue como entonces

Volver y subir al viejo altillo
al mismo encierro de vetustas paredes
revoques de siglos, grises, austeros,
ahogando el frenesí de alguna vez estar vivo,
aislando en costras de piedra
los caminos recorridos.

Retomo las páginas con versos re manidos
agravo la historia, solvento el regreso
con poemas sin sentidos.

Todo sigue como entonces:
las manos huecas por donde escapa el aire
la esencia lastimosa del poeta herido,
hasta tu breve viento sigue siendo el mismo;
roza mis sienes, escapa raudo al menor suspiro.

La misma noche, la misma espera,
la brevedad de abrazos dibujados a tecla limpia
rosas de papel amarillando al desconcierto;
no fuimos complementos, apenas roce de palabras
hilvanadas en el tedio de estar solos.

Fui el tiempo breve del beso del viento
en la paleta austera de tus grises,
luego fuiste ausente, llevándote mis versos.

He vuelto, todo está como entonces
hasta el gato colgado del perchero
el de las cien vidas que mira mi regreso
y me dice con sus ojos muertos:
No huyas más, tu infierno está adentro.

miércoles, 14 de abril de 2010

Antiguas calles invisibles

La torpeza de las palabras
las que no dicen nada, sólo segregan rudezas
a unos versos que quisieron hablar de amor
de justicia, de niños en cuentos
de delirios surrealistas
de llantos
saliendo como lamentos,
disparados por el hastío
hasta el blanco hueso de una arquitectura
que no lee nada más que un montón de letras apiñadas.

Cada palabra dicha es una muerte más que anda
y cada muerte es el comienzo
de una despedida interminable,
la que quiero alcanzar
cuando mis embriones estén llenos de letras sueltas
cuando acabe el período fértil de un ingenuo poeta,
inventor de amores en baldosas
de cascadas de aguas de cocos
de quintos de luna sobre un balcón
sobre un agosto muerto
de alas de rosa
de ruedas de piedra estrujando memorias;
de un sueño acabado en calles invisibles
de pequeño príncipe y calabazas.

Voy tras mis futuros pasos,
arrancando los caminos dejados atrás,
vírgenes de amores,
fecundados y muertos por las huellas de las lluvias
acomodando mi silueta contra el viento
para que no se filtre en mis ojos
y desprenda en llantos sobre el olvido
los recuerdos inmolados.

lunes, 12 de abril de 2010

La necrosis de los días

El parlamento de los días,
los reclamos oscuros y ácidos de sus voces,
apenas audibles en su apnea
en el esfuerzo por no respirar el sucio aire
que contamina y oxida los relojes.

Trazando círculos viciosos,
esquivando baches en la vereda,
pasa un átomo de oxígeno, emborrachado de smog,
su palpitar asfixiado gangrena la sangre
y un espasmo estrangula su garganta.

Y el humo que baja, ya no respira;
está tan denso el cielo
que llueve plomo sobre los días.

martes, 30 de marzo de 2010

Los finos hilos de la vida

Si se agotara el aire;
si un hueco negro
horadara mis pulmones
y escaparan las moléculas,
los estertores amnésicos,
los finos hilos de la vida.

Si me quedase ciego
y el sol quemase mis entrañas,
y el amanecer dormido
ya no elevara el diafragma
y no subiera el aliento
hasta la luz de los ojos.

Si caminar fuese dolor
y el dolor encalleciera los huesos;
si la brisa en mis oídos
inclinara el equilibrio
hasta tocar el suelo con la espalda
y el cielo con la lengua.

Si los versos recurrentes
se resistiesen a escupir sombras
y hubiera un vacío obsecuente
que derramara la lámpara;
si se acabasen los recuerdos
entonces, comenzaría a vivir.

viernes, 26 de marzo de 2010

Re-generación

Pintaron mis calles,
llenaron sus banquinas de señales.
La médula gestora
trazó mis destinos;
sopló un nombre a mi oído,
habló de un dios abstracto,
calzó dos zapatos derechos
para no desviarme del camino.

Hoy transito descalzo
borrando lo escrito.
Mis ojos siguen
improvisándome.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Azul

Lo viste caer,
no viste morir sus ojos.

Una lágrima seca bebió al sol
y un batir de plumas agitó el aire;
buscaba el eterno azul,
la luz final donde descansan
los pájaros que mueren.

lunes, 22 de marzo de 2010

Desde entonces

La noche abrió un ojo
y un destello negro
cercenó mis palabras.
Todo es negro desde entonces.
La boca que deglute,
las gargantas del miedo,
las orejas de los fantasmas;
viajan en el mismo tren.

Desde el último peldaño del andén
resbala un corazón desteñido
hacia los rieles de la noche.
Sin diástole ni sístole
late un sueño muerto
en coma cuatro.

sábado, 13 de marzo de 2010

Hablando con los muertos

Cuando ya sea mío el óxido de la tierra,
la tarde nefasta con sus duendes negros,
los que juegan a enarbolar lanzas de piedras
sobre un centro de carne arrugada
poblada de tubérculos de tierra contaminada.

Cuando sea el gusano de la fiesta,
de la sabrosa carne rapiñada debajo de lápidas;
las mutantes sombras harán el resto
ocultando el silencio de los muertos,
nuestros muertos,
los que murieron y morirán después del ocaso verde
musgoso del tiempo.

Entonces llegarán las alabanzas, las loas plañideras,
las que nunca en vida se dijeron,
porque es más sencillo hablar con muertos.
Cuando vengas con tus cirios, con tus falsas lágrimas
sembradas de desconsuelo,
entonces sabré que morir fue el mayor acierto.

viernes, 5 de marzo de 2010

El silencio de los escombros

Extraño tiempo;
noche clara, día oscuro, mañana quién sabe.
Quizás un sismo sin magnitud borre la esperanza
y la vida sea un lance de dados
sobre una montaña de cráneos mutilados.
Tiembla la tierra
y los pies del árbol no pueden correr.

Se aplasta la copa y el labio roto
sangra mutilado;
ya no habrá besos de chocolate
en el desayuno
ni muñecas columpiando en las hamacas.
Perece el instante al instante;
silencio debajo de los escombros.

Se acomoda el núcleo,
se desacomoda la vida
amalgamados
en la muerte.

¡Corran, viene por más!

Insaciable tierra.

lunes, 22 de febrero de 2010

Tonterías medievales y cascos rotos

Trapezoidal movimiento de pies,
rombo inestable y desequilibrado,
un falso dos por cuatro
de ocho lados desiguales,
dos dedos de alcohol al filo del sombrero.
Afuera Malena canta un tango *
detrás de un arlequín de fango,
y el Cuartito azul** apaga sus luces dos instantes antes
del sollozo del alba, que no perdona
las malas rimas del alma.

Tonterías medievales
cascos blancos rotos por el verdugo tiempo;
la frente marchita que ya no vuelve
como tampoco vuelven los balcones con geranios.

Pasa, detrás de la carroza, el funerario.
Su atiborrada valija de lápidas a pedidos,
de epitafios dibujados en hojas de bronce
oropel de los muertos, sin olvidos.

En el epígrafe de la polaroid una pluma escribió:
“Hoy no creo ni en mi mismo,
todo es grupo, todo es falso,
y aquel, el que está más alto
es igual a los demás...” ***


*Malena - Homero Manzi
**Cuartito azul - Mario Battistella
***Las cuarentas - F. Gorrindo

viernes, 19 de febrero de 2010

Tantas cosas que no entiendo

Límites, calles cortadas y anegadas
en la vorágine del tranvía, del tiempo efímero.
Los ojos desorbitados buscan la calma
el norte que lo guíe hasta su centro.
Han pasado tantas huellas debajo de sus zapatos,
tantos chicles pegados en la vereda
que teme mirar al cielo, por si acaso
quedar varado.

Fueron las paredes quebradas las que hablaron
con sus grietas de escarnio.
Le dijeron con grafitis
¡Basta, no te sigas lamentando!

Camina, camina, anda de pies descalzos,
contágiate de la tierra, sus relieves, sus piedras en los caminos,
magúllate los dedos tropezando,
pero camina, camina, sigue andando.

Yo y mi silencio blanco.

Hay tantas cosas que no entiendo;
tantos negros presagios,
tantas oxidadas esperanzas,
contradictorias afonías
que hablan de un fracaso, de un sino oscuro, trasnochado.

Los límites redondos, siempre volviendo, rotando
sobre un eje descentrado,
mi silla de tres patas y un libro en blanco
bitácora de vuelo de un ave momificado.

Yo, mi oído sordo, mi silencio blanco
y tantas cosas que no entiendo…
tantas cosas que no entiendo…

sábado, 13 de febrero de 2010

La inutilidad de tu mezquino y abstracto yo

Soy el silencio,
el que deja de hablar para escribirte,
balbucear incoherencias desde un púlpito necio,
desde el cerrojo imbécil de tu lengua
que se niega, se retrae impunemente
hasta ser descifrado por un word
y sus malditas correcciones.

Un error haciendo catarsis,
magullando con dientes la piedra,
el basamento de tu yo inútil y abstracto.

Se corta el talón de Aquiles de tus miserias,
cae arrumbado entre los pies,
los crudos y desnudos pies de un gigante,
el que observa abstraído por mi risa,
la risa incomprensible de tu miedo.

Soy la honda certera de la palabra,
el proyectil disparado desde adentro
¡No huyas cobarde!

Abre el flujo de la sangre,
corroe el senil abandono estéril a los fracasos;
el estúpido amor altera tu libre albedrío
pero no lo mata.

martes, 9 de febrero de 2010

La irresponsable muerte de la culpa

Inexistente el vínculo
aferro eufórico sin saber
de la corta cadena de infortunios;
cada eslabón es un peldaño
hacia una bocanada de aire puro.
La primera y última.

Ya no pertenezco al ser natural
soy presto nonato advenedizo
de un útero de migrañas excitadas
e irresponsables.

Por los ojos, una vagina me escupe
como un vestigio casual-causal,
un orgasmo acelerado sin control,
restos de futuros inmaduros.
Un instante soy, otro no estoy;
perezco entre los dos últimos segundos
de una cobardía.

Y el mundo sigue andando
entre bombas y festines
en la franja del miedo,
del medio
indiferente.
Un instante fui.
Nadie me lloró.

domingo, 31 de enero de 2010

Eutanasia del espantoso abandono

Digo la muerte como digo amor vacuo,
ambos merecedores de ser vividos
en la eutanasia del espantoso abandono,
del exilio de las salidas,
del ocultamiento del mar calmo en retirada.

Nadie más que la muerte y sus mezquindades
y sus pájaros negros de garras negras
sujetando mis hombros,
alentando un suicidio progresivo
sonriendo debajo de la cama.

Te recuerdo fría y patética
en la abducción por tus esfínteres mugrientos:
de las señales de tránsito, las coordenadas,
los vericuetos de las posibles huídas
y sus inútiles manuales cartográficos.

Digo la vida como la piedra fundamental
de un sinsentido maremoto sanguíneo,
injustificado y malignamente necesario
para poder alcanzar la dignidad de la muerte
de la oprobiosa esperanza.

Y rememoro entonces las luces, vida y muerte
en puja constante en mi torpe y libre albedrío.
En la niebla, una sombra con capa
desdibuja un tajo de guadaña sin misericordia
mientras el viento se lleva mis cenizas;
inexorablemente.

lunes, 25 de enero de 2010

Por lo absurdo de mi risa

He reído por el simple hecho de reír,
absorto de mi,
absurdo de mi,
necio de mi.
Afuera, en la calle; una niña vende su risa.
Ya no río,
mañana tampoco ella reirá.
Necio de mi,
por lo absurdo de mi risa.

viernes, 22 de enero de 2010

Absurdidades

Me he dicho tantas veces
que soy el déspota de mi vida,
el tirano de piedra y aceite caliente,
el francotirador asesino de luceros,
por ajusticiar los días de posibles abulias
o de efímeras y estúpidas victorias
logradas desde esta miserable silla,
victima también de mi aletargado proceder.

Y no se equivoca mi pereza
cuando insulsa se lastima, diciéndose
entre dientes apretados
que la sarta de fracasos es tan amplia
como las auroras boreales,
que contrariando a la oscuridad
se llena de colores y de cielos
mientras que ella duerme aburrida de si misma.

Y lo curioso de este estío prematuro
casi diría nacido en la cuna de un vientre,
es su omnipotencia, su terquedad de suicida,
de insurrecto y clandestino cobarde
que aun sabiéndose congelado en vida
sigue en su proceder abstracto y de final previsible.
La nada absoluta y estridentemente implosiva.

En este instante, que se me agotan las palabras,
sigo sin comprender a esta sangre adormecida
que apenas entibia los dedos y la lengua
para decir tantas vacías y re manidas frases
de apología al auto abandono,
al suicidio masivo de ideas o de escaleras
que suban hasta el primer subsuelo al menos,
ya que tocar un primer piso sigue siendo utopía,
una absurda y estúpida utopía.

miércoles, 20 de enero de 2010

Con estrellas en los ojos

El perro de la plaza
se parece a mis ojos,
desiertos como un arenero
en días de lluvias;
sin niños,
sin nanas cuidándolos
ni árboles ni sortijas;
todo se filtra en sus horizontes,
hasta la pendiente del caracol lento
que deriva sobre su vientre,
sobre su paciencia
sin la ansiedad del viento.

Él me encuentra cada noche,
cada paso transcurrido,
cada gorrión ausente,
cada orgía de insectos entre la grama.
Yo lo acuno en mis ojos,
en mis manos de abandono
y me vuelvo sus miedos,
sus espantos de tranvías,
de frío bajo la noche indiferente
de las pedradas de la vida
de su vida de perro no elegida.

Y soy también perro buscando su amparo;
dos caminamos la noche desierta,
dos desiertos
con estrellas en los ojos.

miércoles, 13 de enero de 2010

Ojos de lluvias marrones

Lo he buscado,
en el retoño amanecido
de un desayuno de cascarilla y leche,
en la planicie de un silencio.
¿Qué habrá sido de él?
¿Lo absorbió el olvido?
¿Se desprendió en retinas?
Ni la farsa ni el mimo
lo devolvieron
a su origen;
al añejado origen.
¿Será que duerme verde perenne
recostado a un giro de trompo?
Ni vestigios de bruma
de su bruma amarillenta
en los puertos de sus ojos.
No en las grúas de los trenes
de su infancia de andenes
de su solitaria inmadurez púber.
Lo he buscado en las huellas
de una honda al cuello
atravesando siestas,
soledades calientes.
Detrás de los espejos
de ríos de cunetas,
tras las marrones lluvias
tras las redes de mariposas
salpicando barro de charcos,
ahogado quizás
en su maravilla de juegos
sobre una antigua esperanza
de manos abiertas a las manos
de potreros y rebaños.
Lo he buscado,
y encontré a un niño
con ojos de lluvias marrones
con el rostro apagado entre sus manos.
Entonces lloré.

lunes, 11 de enero de 2010

Daniel; un hombre extraño

Soy el carruaje calabaza
que a la medianoche sigue siendo calabaza.
Los ratones se murieron de viejos
intentando romper el hechizo.
El zapato de cristal sólo fue un zueco holandés,
absurda y abstracta semiología.

Mi medi-tación terminó al me-dio de mi neurosis,
preciso instante en que los ratones resucitaron en caballos
y asustados por mis alaridos se lanzaron al vacío
desde un décimo subsuelo.
Perdona, no tengo tiempo para el cansancio.
El cansancio no me permite tenerlo.

No estoy loco, apenas comienzo mi crucigrama,
no es fácil deletrear jeroglíficos debajo de las dunas.
Dos vertical; palabra simple, razonada, cruel, seis letras:
LaVida

Se va mi calabaza, se lleva dos princesas con ella,
la tercera duerme bajo mis axilas.
El zueco encontró su horma,
una aprendiz de reina: Blanca Nieve, mujer pura.
Se montó el calzado, se convirtió en duna.

Ya soy arena, pies descalzos me caminan,
ratones disecados escapan de mi cabeza,
se suben a la carroza guiada por las princesas.
La noche duerme en mis ojos despiertos;
afuera llueve finito; adentro llueve a cántaros,
mi paraguas se ha roto; vencido por las arenas.

Ya no sé quién soy desde que mi calabaza se durmió
exactamente a la medianoche; hora de brujas;
hora de volver a ser quién nunca fui:
un hombre extraño.

domingo, 10 de enero de 2010

Sin identidad

Es el hueco del árbol
que esconde sus agostos;
el nonato de identidad
tan hueco como su tronco.

Morir parado
en el suicidio de árbol viejo,
reabsorbiendo sus raíces
secas como sus nidos.

La última hoja cayó
hace más de tres lustros
y son ruidos sordos los respiros.

Se secó su centro
y sus círculos desparramados
en manos del verdugo tiempo
se volvieron trofeos de la tierra.

Hueco su tronco, su nombre,
sus nidos abandonados.

La estirpe de sus raíces amputadas;
sin identidad.

martes, 5 de enero de 2010

Tras las lluvias de infiernos

A partir de hoy nada sucederá;
nada.
El futuro desapareció
desmaterializado en su víspera:
hecho polvo
hecho viento.
Sólo sobrevive la sortija sola
y los caballos de la noria;
sin jinetes,
sin más vueltas
con chirridos.

Ya no hay niños en los nidos.

La esperanza, sin manos
que asen la sortija,
se fue en un caballo de fuego
tras la última lluvia
de infiernos.

Y el viento y la lluvia
y las cenizas,
y los caballos rojos sin sonrisas
desmaterializan la esperanza.

Luego del estallido
de las bombas,
de la estúpida humanidad.