miércoles, 13 de enero de 2010

Ojos de lluvias marrones

Lo he buscado,
en el retoño amanecido
de un desayuno de cascarilla y leche,
en la planicie de un silencio.
¿Qué habrá sido de él?
¿Lo absorbió el olvido?
¿Se desprendió en retinas?
Ni la farsa ni el mimo
lo devolvieron
a su origen;
al añejado origen.
¿Será que duerme verde perenne
recostado a un giro de trompo?
Ni vestigios de bruma
de su bruma amarillenta
en los puertos de sus ojos.
No en las grúas de los trenes
de su infancia de andenes
de su solitaria inmadurez púber.
Lo he buscado en las huellas
de una honda al cuello
atravesando siestas,
soledades calientes.
Detrás de los espejos
de ríos de cunetas,
tras las marrones lluvias
tras las redes de mariposas
salpicando barro de charcos,
ahogado quizás
en su maravilla de juegos
sobre una antigua esperanza
de manos abiertas a las manos
de potreros y rebaños.
Lo he buscado,
y encontré a un niño
con ojos de lluvias marrones
con el rostro apagado entre sus manos.
Entonces lloré.

4 comentarios:

Chiqui Abreu dijo...

Dann, tus hermosas letras son puñales que desangran el alma, ya te lo he dicho varias veces, pero hoy me volviste a bañar de lluvia la mirada!
Nunca pierdas las ganas de recuperar el verdor!
Te quiero mucho,
Chiqui.-

Daniel dijo...

Este blog mi querida Chiqui, es para decantar duelos interiores; quizás no deberían ser tan terribles y por cierto no lo son, pero regresan en cuanto mi vena dramática aparece.

Gracias por estar.
Besitos.

La abuela frescotona dijo...

querido amigo he visto retazos de mi infancia en este escrito,las tristezas del pasado, con la edad, se tornan dulces recuerdos.
te abrazo daniel

Daniel dijo...

Retazos de vida mi querida abuela.

Un gran abrazo para vos.