martes, 5 de enero de 2010

Tras las lluvias de infiernos

A partir de hoy nada sucederá;
nada.
El futuro desapareció
desmaterializado en su víspera:
hecho polvo
hecho viento.
Sólo sobrevive la sortija sola
y los caballos de la noria;
sin jinetes,
sin más vueltas
con chirridos.

Ya no hay niños en los nidos.

La esperanza, sin manos
que asen la sortija,
se fue en un caballo de fuego
tras la última lluvia
de infiernos.

Y el viento y la lluvia
y las cenizas,
y los caballos rojos sin sonrisas
desmaterializan la esperanza.

Luego del estallido
de las bombas,
de la estúpida humanidad.

2 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Este poema se encargó de evaporar la esperanza que me dejó el de Sentidos. Pero es otro estilo. Aquí vi la crudeza de la realidad, eso que tanto me aterra, que cotidianamente me atormenta. Esto de que seamos demasiado humanos y que aún querramos serlo más.
Asfixiante, verídico, doloroso.
Excelente poema Daniel. Me encantó que entre tanta oscuridad se pasee la imagen de esos caballos rojos, auqnue ya no les queden motivos para sonreir...
Cariños!

Daniel dijo...

Bella Sol; perdona por romper la esperanza. Lamentablemente la realidad es una mezcla de estados emocionales; equilibrados o no.
Vivo más en este lado del dolor que de los Sentidos, porque aquí está la vida que no sé cuidar.
Mi cariño hasta vos y no dejes de sonreir.