martes, 30 de marzo de 2010

Los finos hilos de la vida

Si se agotara el aire;
si un hueco negro
horadara mis pulmones
y escaparan las moléculas,
los estertores amnésicos,
los finos hilos de la vida.

Si me quedase ciego
y el sol quemase mis entrañas,
y el amanecer dormido
ya no elevara el diafragma
y no subiera el aliento
hasta la luz de los ojos.

Si caminar fuese dolor
y el dolor encalleciera los huesos;
si la brisa en mis oídos
inclinara el equilibrio
hasta tocar el suelo con la espalda
y el cielo con la lengua.

Si los versos recurrentes
se resistiesen a escupir sombras
y hubiera un vacío obsecuente
que derramara la lámpara;
si se acabasen los recuerdos
entonces, comenzaría a vivir.

viernes, 26 de marzo de 2010

Re-generación

Pintaron mis calles,
llenaron sus banquinas de señales.
La médula gestora
trazó mis destinos;
sopló un nombre a mi oído,
habló de un dios abstracto,
calzó dos zapatos derechos
para no desviarme del camino.

Hoy transito descalzo
borrando lo escrito.
Mis ojos siguen
improvisándome.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Azul

Lo viste caer,
no viste morir sus ojos.

Una lágrima seca bebió al sol
y un batir de plumas agitó el aire;
buscaba el eterno azul,
la luz final donde descansan
los pájaros que mueren.

lunes, 22 de marzo de 2010

Desde entonces

La noche abrió un ojo
y un destello negro
cercenó mis palabras.
Todo es negro desde entonces.
La boca que deglute,
las gargantas del miedo,
las orejas de los fantasmas;
viajan en el mismo tren.

Desde el último peldaño del andén
resbala un corazón desteñido
hacia los rieles de la noche.
Sin diástole ni sístole
late un sueño muerto
en coma cuatro.

sábado, 13 de marzo de 2010

Hablando con los muertos

Cuando ya sea mío el óxido de la tierra,
la tarde nefasta con sus duendes negros,
los que juegan a enarbolar lanzas de piedras
sobre un centro de carne arrugada
poblada de tubérculos de tierra contaminada.

Cuando sea el gusano de la fiesta,
de la sabrosa carne rapiñada debajo de lápidas;
las mutantes sombras harán el resto
ocultando el silencio de los muertos,
nuestros muertos,
los que murieron y morirán después del ocaso verde
musgoso del tiempo.

Entonces llegarán las alabanzas, las loas plañideras,
las que nunca en vida se dijeron,
porque es más sencillo hablar con muertos.
Cuando vengas con tus cirios, con tus falsas lágrimas
sembradas de desconsuelo,
entonces sabré que morir fue el mayor acierto.

viernes, 5 de marzo de 2010

El silencio de los escombros

Extraño tiempo;
noche clara, día oscuro, mañana quién sabe.
Quizás un sismo sin magnitud borre la esperanza
y la vida sea un lance de dados
sobre una montaña de cráneos mutilados.
Tiembla la tierra
y los pies del árbol no pueden correr.

Se aplasta la copa y el labio roto
sangra mutilado;
ya no habrá besos de chocolate
en el desayuno
ni muñecas columpiando en las hamacas.
Perece el instante al instante;
silencio debajo de los escombros.

Se acomoda el núcleo,
se desacomoda la vida
amalgamados
en la muerte.

¡Corran, viene por más!

Insaciable tierra.