lunes, 22 de marzo de 2010

Desde entonces

La noche abrió un ojo
y un destello negro
cercenó mis palabras.
Todo es negro desde entonces.
La boca que deglute,
las gargantas del miedo,
las orejas de los fantasmas;
viajan en el mismo tren.

Desde el último peldaño del andén
resbala un corazón desteñido
hacia los rieles de la noche.
Sin diástole ni sístole
late un sueño muerto
en coma cuatro.

4 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Excelente sombrio poema. Surreal y doloroso. Quizás incomprensiblemente doloroso, desde el no saber qué será el ojo de la noche. Aunque pueda darle mi propio simbolismo.
Cariños!

Daniel dijo...

Debería hablar de un sueño, de una fisura expuesta por donde se coló la noche-y me vio desnudo-, de un amor que vive pero que no responde a los estímulos, aunque sienta.
Gracias Sol, por tu presencia. Mi cariño.

Silvia dijo...

Un sueño muerto en coma... mucha tristeza se dibujan en estas fuertes y siempre buenas letras. Un abrazo,
Silvia

Daniel dijo...

Hola mi dulce Silvia! Hay un sueño eterno que reposa en el silencio, quizás algún día despierte.

Gracias amiga por llegarte.
Besotes.