miércoles, 3 de noviembre de 2010

Colage de inexperta necesidad mutante

Mis ojos se hundieron en los trazados de las manos;
un colage de atrocidades desdibujó el genocidio de las memorias,
cayendo los muros, desconcertados de aburrimiento.
A nadie importó la masacre de ideas universales,
que alimentó el ego del potencial suicida imberbe.
Era entonces la obnubilada timidez del alma,
la prosapia genética de un letargo a perpetuidad.

Fue entonces lo mismo que hoy, pero con menos tiempo,
menos manual de supervivencia en esta jungla;
nadie me advirtió que el mundo rota en sentido contrario
al deseo de un vuelo suave por la ancha avenida.
Un kamikase entre tantos voladores nocturnos
disparando saetas de ignorantes proclamas.

“Dame un abrazo de lianas, un ósculo de esparcimiento
que module el ímpetu de la sangre que despierta”.
Mi lema de abandono, de inexperta necesidad mutante;
de visión conquistadora sin carabelas ni horizontes;
abandonado a la deriva por los primeros vientos;
náufrago en un planeta sin líderes ni espejos.

Sólo a la deriva, pluscuamperfecto anochecer
en el centro de un motín de hormonas;
insubordinación de las gónadas sedientas de piel,
de flujos de vientres efervescentes y jóvenes
desayunando el maná que provee la sangre.

Y morí entonces abrazando mis brazos,
trazando laberintos de venas abiertas,
desparramando contradicciones de vida y muerte.
Sepulté mi cuerpo entre restos de recuerdos,
enarbolando la certeza de una premeditación abusiva,
planificada en la genética de un mundo sinsentido,
obsecuente con un suicidio que inició
cuando me vi flotando en la ancha avenida,
con semáforos en rojo y el tránsito a contramano..

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