jueves, 19 de mayo de 2011

Antepasados virtuosos

Debo aceptar que tuve en mis manos
la virtuosa maravilla de auto procrearme
como hombre terrestre,
es decir, con la imperfección natural
que ello involucra.
Es posible que no distinga un antes,
-si es que hubo un antes-
luego del primer berrinche;
pero debo honestamente confesar
que en mi columna bífida
llevo huellas de antepasados
que fueron quizás más estables
dentro de la inestabilidad humana.
El hombre simio que me antecede;
-¿O fue al revés?-
él sí sabía cual era su función.
Sabía que sería experimento de laboratorio,
artista involuntario de circo;
-estaba escrito en sus genes arbóreos-
además tenía -tiene creo-
la habilidad nata de hacer bolitas con los mocos
para luego comérselas (caramba, en mi infancia hacía lo mismo).
¿Confirmo entonces la teoría?

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