sábado, 25 de agosto de 2012

Cianosis

Cada gramo de violentas refriegas
que adolecieron en las fauces del miedo,
hoy carecen de sustento
por el trasfigurado obraje del tiempo.
Cada simposio de piedras sobre las chapas de zinc
de mi alocado mutismo,
refrendan con solapados labios azules
un pacto cianótico que mora en la piel
donde boquean sentimentales tertulias de fango.

/Trascribo violando ancestrales secretos
-liberados de moralistas eufemismos -
la palabra natural que expresa en verbo y forma
la cobardía del lobo cazador de mentiras./

Una presea de barro por un golpe de ternura;
un extinto delirio trashumante
a cambio de un lar de velas encendidas;
un descorrer de cortinas de humo,
por un amanecer de migas recogidas:
mágico ritual de un desayuno de besos.

/Desnudo de mí mismo veo mutar la intemperie
con un cerrado aplauso de incordura.
Si hasta los vahídos del alba parecen incoloros
sobre un horizonte de piel que se aleja./

Y llueven paradojas sin consignas
y el bis no se devuelve tras la mascarada,
cerrando el telón en el penúltimo acto…

/…a sala vacía./

jueves, 23 de agosto de 2012

Cuestión de tiempos

Crezco y subo a un infinito sin retorno
la llave de la fortuna extravió su clave
en los contornos de una aurora
y tuve la suerte de perderla
antes de sumarte como otro fracaso.
Lo malo siempre es malo, lo bueno suele ser
irremediablemente un doloroso final:
lo único previsible es lo imprevisible.
Por qué no evitar lo inevitable antes que sea siquiera una idea.
No sentir antes de tiempo sería la cuestión.

Pero el amor o el dolor suelen venir cuando no se los espera,
cuando alguna muralla se derrumba
y los custodios del silencio levantan sus voces
para llamar su atención.
Parece imposible entender lo abstracto de la vida
cuando sus acostumbradas formas
no salen de un básico modelo: híbrido por naturaleza,
transitorio por donde se lo mire.

/No pedirle peras al olmo./

Contundencia filosófica

Alternar entre vida y ocio
como ameba en jalea estomacal
digiriendo todo lo que exhuma sedimentos
de más de un satélite lunático e introvertido
en órbita cuadrada alrededor de un chato mundo.

Incendio atmosférico en tránsito a la tierra
sulfurando un depurado aire auricular
respirado entre gallos y habanos cubanos
cohete viajero trashumante vigía
en torretas de arenas desérticas.
Se recuesta suavemente en ellas
no eres tú soy yo que rinde pleitesía a Satán
rey de los colorados federados
luchadores inalcanzables
adquirentes en bolsa de valores
de almas impúdicas cotizadas en baja.

Y me decía al oído en complicidad
con los bastones desequilibrados de una cóclea lumbar
que hay dos verdades en la vida
una que se nace y la otra que se muere.

/Ni siquiera amagué una defensiva opinión
ante tanta contundencia filosófica./

miércoles, 22 de agosto de 2012

Intemperie

A veces soy el ciego
que mira la pantalla blanca de sus ojos,
sabiendo que delante de ese velo la vida se devela
y me quedo entonces observándote,
imaginando tus movimientos ínfimos, precisos,
hasta aquellos inciertos que no tienen recorridos determinados.
Tacto buscando quien sabe qué en la memoria
a pesar de no saber la razón de mi estatismo
de estirar los ojos y desgarrar la tela y tocar
y palpar más allá de las palabras.
Es que el tiempo ha olvidado sus formas, sus temperaturas interiores
y el temor a una autocombustión del cuerpo se diluye en ese olvido
y las manos se esconden entre las piernas de la impotencia,
de la ignorancia del frío que todo lo abarca.
Tantas veces he querido decapitar las manos de mi memoria
para no pintarte en el mural de los lamentos.