lunes, 19 de agosto de 2013

Giro y contragiro

A esta razón infinita de anestesiar la rueda
la alimento con partes sobrantes de un todo ebrio;
quise ver la luz debajo del lodo y encontré un fragmento extraviado,
un rayo de incertidumbre, un sinónimo de espejo;
calvicie brutal, abstracto túnel sin luz en mi delirante viaje;
quise la muerte y encontré un pasaje;
quise respirar entre anhídridos y encontré un recodo,
induciendo un viaje con retorno
al mismo punto de la circunferencia.

No hubo escapatoria;
tuve que regresar a esta muerte cotidiana,
a esta ceguera irrevocable del instinto,
allí donde los corruptos predicen
sus mágicas antesalas del infierno.

Hubo un tiempo, una huelga de vida:
sumisión a derecho, a placenta contaminada,
que condena a un circular renacimiento;
en definitiva: un fiasco de momificadas telarañas.

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