sábado, 16 de mayo de 2009

De todos modos

Cuando acaben los silencios
bajaré a raudales,
descendiendo por la cuesta
lavando miserias,
la nada, los males,
los recodos enderezados.

Cuando las curvas salgan a mi encuentro
y yo siga derecho
porque derecho es más corto
el camino al precipicio;
entonces sentado sobre el aire
al borde del abismo
intentando vomitar los miedos;
sacudiré mi cabeza
contra el muro de la inconciencia
y sucumbiré al vacío;

caeré seguramente en la aguja del pajar
y maldeciré
por haber intentado cambiar mi destino,
peregrino inevitable,
gitano que predice mi camino
y me impide formatearlo
de la manera que ansío,
porque de lograrlo
estaría escrito que el nuevo
seria de todos modos el mismo.

Y estaré de nuevo
sentado al borde del precipicio,
aferrando el aire que contamino
con mis delirios de ser distinto,
con la aguja del pajar
clavada en mis intestinos;
pero esta vez mi destino saltará conmigo.

2 comentarios:

El gato escondido dijo...

Tu te has dado cuenta la cantidad de cosas que dijiste en este poema. Ay madre, que bien me lo paso leyéndote, no lo sabes pero disfruto bufff...y más.

Otro beso.

Me voy a dormir pero volveré.

Daniel dijo...

Sii, muchos de mis delirios amiga; algunos que explotan otros que aún se conservan estables (o inestables?)
Besitos