He mentido tres veces;
tres veces he perdido la palabra;
tres veces escupí cielo arriba;
otras tantas, el baño ácido lamió mi rostro,
pulió su rudeza de cobarde
y moldeó una mueca parecida a un llanto.
/Tierra, saliva, ojera de barro: cobardía/
He mordido el polvo,
rasgado la rama verde en la aridez de la caída,
pero no pude verte detrás de mi ceguera:
acurrucada de hambre,
tiritando de esperanza.
Abúlica mansedumbre escurridiza
que no ventila por sus pleuras
e irónicamente sonríe.
Cien veces he caído,
de ninguna me he puesto de pie;
con todas he tenido un hijo de piedra;
una por una he ido tropezando,
hasta me tragó la tierra.
Y sigo mintiendo, mintiéndome;
hastiado de las congestionadas vías
del tren al cadalso.
Ay mañana, mañana;
innecesaria prórroga de un suicidio.
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