sábado, 25 de febrero de 2012

Perfiles cotidianos

Sin un diagnóstico que no aterre el sueño,
las manecillas ateridas de un reloj en coma,
van supurándome en los huesos.
Sé que es tarde para la cena:
los vándalos se han llevado mi petate,
con él mi marcapaso y mi calculadora,
ahora no podré saber el tiempo exacto de mi muerte
y no me gustan las sorpresas,
incrementan mi ritmo cardiaco,
prefiero una muerte lenta
mirando los ojos de quien me lleva.
Contaré el tiempo con un ábaco de dedos
al menos sé que llegaré hasta veinte.
Maldita lluvia que inunda esta noche
los perfiles de la ausencia,
temporal frenético entre bambalinas
de un teatro de candilejas,
donde el arlequín no ríe,
sólo se muestra aterido de sinónimos
de su mortal antagonista sin maquillaje,
falla genética de su corteza
que se abre tragándose toda esperanza.

1 comentario:

Charlie dijo...

la muerte acechando!
me encantó este poema!!!
en mi posteo anterior al de ahora también hablé de Arlequines que no ríen! viste a veces no se ríen!!!

un beso
que estes bien
:)