domingo, 14 de junio de 2009

Cada vez que muero

Caer de nuevo
preanunciando un cielo invertido,
abajo de todas las piedras
allí donde radica el miedo,
acaso el muzgo infinito y oloroso
de ese cielo que ansío pero temo.

Salir es la mala costumbre
que se vuelve tediosa cada vez que muero,
cuando falseo los papeles de un infierno
del que quiero huir y ser eterno,
abrazarme a este cuerpo
que se resiste a ser viejo.

Ser arrugada piel de cementerio
pergamino de historias
que morirán sin recuerdos,
sin dejar su adn tallado en troncos
o un corazón que no vivió su tiempo
porque hace siglos que está muerto.

Arriba la podredumbre
abajo lo mismo y cieno,
en el medio como junta de cemento
este vestigio que dejó de ser cierto
y volvióse tierra de abonos
para futuros destierros.

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