El parlamento de los días,
los reclamos oscuros y ácidos de sus voces,
apenas audibles en su apnea
en el esfuerzo por no respirar el sucio aire
que contamina y oxida los relojes.
Trazando círculos viciosos,
esquivando baches en la vereda,
pasa un átomo de oxígeno, emborrachado de smog,
su palpitar asfixiado gangrena la sangre
y un espasmo estrangula su garganta.
Y el humo que baja, ya no respira;
está tan denso el cielo
que llueve plomo sobre los días.
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2 comentarios:
...está tan denso el cielo
que llueve plomo sobre los días.
Solo queda
buscar la verdad, intimidar
el inadmisible peso
de la sombra, recordar
a fuego los escombros,
esta desolación, que trajeron
los días espantados
con su amor mutilado y reciente:
sepultado amanecer
oriundo del golpe
y su mueca de espanto
arrojada en la cuneta.
Gracias Anacanta...
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