Pintaron mis calles,
llenaron sus banquinas de señales.
La médula gestora
trazó mis destinos;
sopló un nombre a mi oído,
habló de un dios abstracto,
calzó dos zapatos derechos
para no desviarme del camino.
Hoy transito descalzo
borrando lo escrito.
Mis ojos siguen
improvisándome.
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8 comentarios:
Somos esclavos de la
civilización,
vivimos en sociedad
y debe primar el respeto y el honor, tal vez nos marcan
como a reses
pero somos libres como pájaros.
Un abrazo
Toda una moraleja la de estos versos. El cierre es fenomenal. Te felicito.
Un placer leerte. Saludos.
Tienes razón Teresa, pero también hay que fijar límites en nosotros porque nunca dejamos de ser individuos.
Gracias por tus palabras.
Besos
Muchas gracias Salvador; inmenso placer tu presencia.
Saludos poeta.
Felicidades por esta hermosura.
Me alegro de haber encontrado tu sitio.
Un abrazo, Daniel.
Xosé M.
Xosé; me alegra mucho tu visita, un lujo para mi casa.
Un afectuoso abrazo.
Me ha encantado pasearme por tus versos, muy buen blog, muy buena lectura. Saludos.
Muchas gracias Poética por tu reconocimiento a mi blog. Saludos.
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