viernes, 23 de julio de 2010

Concepto errado del diabólico padre

Dejar de ser
la inmaculada concepción del ser,
traspasar la estupidez
la gran mentira de la vida,
de gen-eración en de-gen-eración
de doctrina a holocausto.

Volver la mácula absurda
del ojo con la viga
del golpe de odio en la otra mejilla;
caer de rodillas sumiso a un tótem
ayer de espíritu, hoy de barro.

Me confieso, ateo de mi sangre
-al concepto errado del diabólico padre-,
lánguido y mal humorado,
putrefacta manzana de la frustrada raza
puta destrucción del nonato mundo.

Pero te señalo victimario,
acérrimo tirano, capitalista de almas,
sugerente mercantil del me das y te repongo,
disfraz carnavalesco del cobarde
del que teme avanzar por sus débiles pasos
y echarte la culpa sin sentirse culpable.

A nadie engañas, ni siquiera a tu espejo,
el libro que pintaste se rompió en pedazos,
los profetas escupieron en tus clavos,
se oxidaron tus ideas
cayó la túnica manchada de sangre de infantes,
la palabra adula al ignorante
el viejo manifiesto del poder
se caga en ellas,
y vagas entre la mentira y la urgencia
en las debilidades de quien te profesa.

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