lunes, 26 de octubre de 2009

Inexorablemente

Derrotados los últimos vahídos,
las últimas letras mancilladas
como filtradas por el cedazo de una hoja,
remanentes de un juego
donde no forman nada.
Se diluye el tablero, el artista,
los clonados poemas;
el vértigo que ya no provoca,
la musa que no emociona las palabras.
Se endurecen los dedos
antes del final lento y agónico.
No sé quién escribirá el epílogo,
quién sostendrá la pluma.
Mi voz aplaudirá el aire antes de irse
nadie la oirá para imprimirla,
debo irme, inexorablemente.
Fracasa el último bastión de mi esperanza
el derrotero acabará derrotado,
quizás hoy, quizás mañana.
Definitivamente no habrá tregua
sobre la herida palabra.

2 comentarios:

La abuela frescotona dijo...

No quiero entender, lo que entiende mi pequeña razón, no es una despedida encubierta tu poesía,ni de este espacio?...no lo hagas¡¡-En las dos poesías de este día ,noto una feroz tristeza ,querido Daniel di que hoy me puse los lentes equivocados...te abrazo

Daniel dijo...

El otro yo, es mi cara oculta, el yo que se rebela´. Todo es posible, la poesía es como la vida mía, se vuelve vacía, desmotivada y termina siendo cansancio acumulado. Todo es posible, el otro yo es el que escribe, el decide.
Mi abrazo fuerte para vos.