El hombre con ojos vidriosos y tez de lija,
la mujer con manos de encaje y tiza,
cuerpos hacinados en la matriz del tiempo
rechazados por el orbe,
segregados por la mezquina urgencia;
gangrena que corroe impunemente
la razón sin razón del verdugo,
justicieros con cincel de jauría
desgarrando la edad envejecida,
parias que engendran padres de abandonos
a la suerte de sobrevivir en cautiverio;
clones genéticos
adulterados y egoístas
pagando con cuchillos
las espaldas que los sostuvieron
antes que fueran vidas.
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2 comentarios:
tu poema es una pintura del hoy,los padres olvidados, cuanto dolor...te abrazo querido Daniel
Es parte de una parte de nuestra realidad mi querida abuela.
Mi abrazo.
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