martes, 27 de enero de 2009

Como perro en la pedrada

No sirve gritar (para adentro)solo;
el grito es agonía y asfixia el alma,
ahogada se rebela y se vuelve parca,
aturdida, silente, en burbujas de nada.

Vale más el bramido en la garganta
que irrita en verdades al que espanta,
sacudidas de miserias embrolladas
entre sus arrebatos de soberbia insana.

No me gusta callar lo que otros callan
tengo espinas de cardos en las palabras,
si quedaran encerradas en mis ganas,
lastimarían las verdades mi garganta.

No le tengo miedo a la hoz prepotente
de los que pretendan estrangularme el habla,
si sus conciencias negras los delatan
que huyan como perro en la pedrada.

Siempre fui libre de pensamiento y dije
a riesgo del escarnio de mentes infelices,
nadie mata las verdades con sus balas
solo dejan en evidencia su nefastas coartadas.

Podrán si quieren defenestrar mi lugar,
sacrificarlo a espurios sicarios sin honor,
enterrarme en blasfemias malparidas,
pero nunca nadie hará callar mi voz.

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