domingo, 4 de enero de 2009

El expulsado

Cuando estudiante trasgresor por instinto;
por tener el pelo largo o pintar en las paredes;
¡Viva Perón! ¡Viva el che! ¡Fuera los milicos!
fui expulsado por defender mis principios.

Por ser pueblo fui expulsado; por defenderlo
de las tiranías de gobiernos un subversivo;
dejé tendales de amores en mi tierra, mi raíz,
por salvar mi vida (mi árbol) del martirio.

Con años acumulados de nostálgicas heridas,
del país que me cobijó por el tiempo de mi huída;
por ser “cabecita negra”, justificaban la medida,
fui también expulsado, ninguna razón había.

Fui expulsado de las calles en donde canté un día,
las canciones que mi pueblo cantaba con alegría;
cuando la vida arreciaba esperanzas de salidas,
de tantas crisis morales de gobernantes gorilas.

Por conservar el salario defendía mis conquistas,
que logré con sacrificios y luego de muchas caídas;
con inconsistentes y arteros rótulos de golpista
expulsaron mis derechos de defender la justicia.

Me expulsaron de tu vida, de la otra y de la mía;
siguen viniendo por mí cualquier razón tiene valía;
un pensamiento distinto, diferente, no tiene cabida
en este mundo de necios donde el ciego es el que guía.

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