jueves, 31 de diciembre de 2009

Curvatura natural

Sigo las huellas; es el agua cantarina que me llama.
Son los pasos abandonados en la huída,
los muertos inesperados,
las sierpes enajenadas de los recuerdos secos;
el vetusto árbol anunciando el otoño de la vida.

Veo la luz desarmarse desde los ojos;
los amarillos turgentes desde los limoneros,
los rojos furiosos desde las cerezas de los labios,
el azul antártico de los verdes cipreses
que ya no cortan vientos ajenos.

Se desgasta la vara guía que sostiene,
que retiene la inclinación natural hacia la caída.
Se encorva el árbol que cae…que cae.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Noches y días circulares

Es la hora insostenible, la metafísica del tiempo,
cuando el trino calla sobre la montaña
y los dragones dragan la desesperanza.
Cuando deviene el río que va trepando
menguan los diques callados de castores
y los chillidos de colmillos sobre la madera
anuncian las muertes de los pinos.

Son mis pies entonces que tiemblan
y mis dedos que rechazan crepúsculos sostenidos
del fino cristal de una gota congelada,
en la rama de otra aburrida encina.
Los vivos mueren y los muertos recuperan el habla
justamente cuando la insobornable noche abre
pisando la alfombra negra sin dar revanchas.

La cruz del sur se atraviesa en la garganta
y los puntos cardinales se confunden, se mixturan
y todo perece en las formas de un teorema,
de la hipótesis inconclusa del pánico,
del resistir sobre la roca trasnochada
alcohólica y vehemente, sin redes
que detengan la inconsistencia del ser.

No hay regreso entonces; las vías se cierran
en círculos y todo recomienza a la hora exacta
en el preciso instante de los relojes agotados,
de la esencia mutante, de las ranas en los pozos
que croan al cielo en los aljibes de piedras.
Y soy un batracio más, sumergido en la bruma,
náufrago anónimo en la misma inundación.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Hoy, quizás mañana.

Intento la horizontalidad de la pendiente
para que no siga cayendo;
igual cae
por su propia gravedad.

Me aplasta oblicuamente
sobre el bisel de su filosa caída.
Recién entonces comprendo:
ya no pesarán mis fracasos.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ayer, el día, no sé...

Los muebles/ los libros/ un candelabro sin velas
certifican los estadios del tiempo;
la quietud de las plantas de plástico
en una maceta también de plástico
vegetan la no vida, la inexistencia de un flujo de sangre;
sólo mis gatas con sus suciedades
justifican el movimiento de mis pies:
la estúpida rutina de retirar sus excrementos.
El resto es harina de otro costal.

sábado, 28 de noviembre de 2009

De parto

Estatuilla de chocolate sobre la cama
fecunda horas marrones y arrugadas;
calor sin brillo sobre la flama
derrite sabores entre piernas asombradas:
pare la vida preñada entre arrumacos,
de un lado el cielo,
del otro el ingreso al hueco de la duda;
desde la luz uterina húmeda y cálida
a la oscura nursery del mundo.

¿Dónde debo bajar de este tren de aguas?

Pregunta el eco desprendido de ternura.
Sus ojos sellados, inmaduros
no distinguen nada;
angustia ciega y el golpe que llega
artero, sacudiendo el sueño
en forma de nalgadas.

/ ¡Llora mi niño!
Necesitas contraseña
para respirarte vivo /

(Aunque la palmada te duela.)

La dignidad

Está erguida en la fragilidad de una palabra;
recostada al poniente de un susurro
entre alacranes y fieras hambrientas:
vienen por ella.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Puede que sea

El palpable espacio de la ausencia
arremolina tempestades inclementes.
La calvicie de los años peina canas
de tan inciertas pesadillas;
mientras tanto, la arrugada frente
encausa ríos de malas costumbres
hasta las sienes que envejecen.

Te vi. Ya no te escondas vida.
Pareces un lirón durmiendo la siesta
debajo de una escafandra de hiedra.

Oye la voz que golpea tus estribos,
de oído a oído atravesando médulas ¡Óyela!
distingue sus campanas tras tu sordera,
repulga tus orejas de cera,
haz concilio de paz con tus pupilas,
libera tus auroras corrompidas
de inmaculada abulia.

Puede que sea tu última aurora.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Séptima luna saturniana

Soy el segundo insignificante
entre las agujas cronológicas del olvido,
sobre la cornisa
que sustenta el último suspiro
de un cohete saturniano rumbo
a su séptima luna.

Afuera de mi centro,
sobre el asfalto verde
del mísero campo de juego donde circula la savia
aterida de semáforos rojos, castradores de arterias,
me veo iluminado.
Proyección atómica sobre la vidriera rota
expuesto entre candelabros y maniquíes,
bronces y madera, brillo y sonrisas falsas.
Allí transito náufrago en oquedades
apenas ese punto efímero
que suma y resta siempre el mismo punto.

Pasa un tren al galope,
cien caballos murmullan
sus bufidos de vapor,
humedecen sus huellas cautivas.
Miles de segundos de hierros aplastan mis propios pasos
nadie los nota, soy sombra
que transcurre entre dos eclipses.

Nos propusimos mudar de otoños
en ráfagas de adrenalina,
aferrar la estirpe de esa rosa de amatista
hecha vientre sobre los geranios
y fuimos afiches de latas herrumbradas
en la intemperie de paredes opuestas.

Los geranios también se herrumbraron;
las paredes se aplastaron entre ellas;
el tren galopó sobre los vientres de los geranios,
se desparramaron esporas de puntos
sobre los rieles;
sobreviví apenas por mi atómica insignificancia
en la séptima luna saturniana.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Tiempos muertos e incoherencias de arena

A veces los relojes marcan incoherencias
y se empecinan en ser soles de arena.

Sobre la repisa de un baño de tugurio
una mancha de humedad se mueve,
parece una concha persiguiendo a una perla.
Dos borrachos y sus cervezas
hablan de emborrachar las piernas de una pordiosera.
Sobre los tarros de basura en el callejón
pasan gatos lamiendo sus días eternos, de noches iguales,
algunas blancas otras sucias.
En definitiva, navajas tajando las miserias.

Pasa mi voz entre los vidrios rotos de botellas;
se cuartea, sangra, dice obscenidades. Son ellas o mis venas
las que dicen verdades, las que calumnian.

Muere la pordiosera hendido su sexo por una ostra húmeda.
Los gatos lamen su sangre mezclada con la cerveza.
Dos borrachos se masturban entre los tarros de basura.

Las navajas se desafilan en mi garganta,
cortan el ritmo. Entonces me detengo.
No se puede movilizar el tiempo con las agujas cortadas
por soles de arena.

martes, 3 de noviembre de 2009

Insípidas moralinas

No me hables desde tu costilla,
desde mi hueso ausente hecho tu esencia,
yo te conozco como el viento que pasa entre mis muelas
cuando me aspirabas el aliento
donde sucumbían tus míseros besos,
aquellos que regateabas con preámbulos
de moralinas insípidas y malolientes,
de blasfemias de virgen corrompida,
de rana hechizada en princesa rana;
apenas un escalón más en tu evolución humana.

No me hables de amor ahora,
ahora que cayó el abismo sobre tus arrugas,
sobre tu escarcha acorazonada,
hiedra trepadora de desesperanzas
enredada en las piernas de cualquiera,
de cualquiera que se puso en tu ramaje,
en tu ramaje de hierba venenosa,
artera y seductora de ingenuos corazones
malolientes, corazones que engendraron
tu despotismo de diablesa.

No me hables, ya no te creo,
apenas siento surcar entre tus dientes
las palabras que se lleva el viento
montadas en nubes de cianuro,
tu auténtico veneno, tu esencia;
ya nada me asombra de ti
ni siquiera tu regreso hecho pureza
candela falsa de rubores
sobre tus sienes de culebra,
no me hables, regresa a tu silencio
tonta conciencia.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Centuria de siglos

Lloverán ojos sobre la ceguera del mundo
el cíclope rey de los tuertos temblará,
alguien abrirá a la luz y se dará cuenta.
Sacará los muertos debajo de las alfombras,
los que fueron sepultados, obstruidos
en la necedad absoluta de ser impune.

Lloverá luz sobre la lluvia seca
de la selectiva aridez de la memoria,
del que recuerda olvidar cada día
que fueron tantos los que cayeron
la noche que apagaron la vida sobre la tierra,
acallando los libros y los cantos verbos.

Se limpiará el cielo de arpías conciencias,
enlodarán sus miserias en el lodo que excretaron
tantas vidas, tanto siglos cazando brujas
sumergiendo a entierros vivos los derechos
de suprema libertad, en adoquines de concreto,
sometiendo por la ignorancia de ser supremos.

Hablarán entonces las verdades de los poetas,
de los hombres y mujeres renacidos,
ya el tuerto no dominará el mundo
la lluvia de ojos será su castigo;
los de las conciencias esclarecidas, sin alfombras
serán el futuro de este mundo.


/ Antes de todo esto,
sucederán otros siglos de muertos vivos /

Mil veces la misma historia

Olor a rancia tosquedad,
cajones cerrados
clavados por dentro,
hilos de telarañas escapan
por el ojo avizor de la cerradura,
arañas dormidas salen
bostezando su encierro.

/ la memoria en formol
ahogada en su lata /

Sabes que soy terco,
que no acepto ver morir la rosa
aunque el deseo de otros
terminará de igual manera con su vida,
segada y sumergida en un vidrio con agua.

Pero ella insiste en suicidarse cada madrugada
y mi terquedad la sostiene
lejos de los filos de hielo que cercenan su savia;
de plásticos ruidosos que envuelven su alma,
muerta por la tijera cuando es cegada.

Y ya es madrugada,
subo presuroso hasta su balcón,
ella parada sobre la baranda
trepada apenas, clavando sus espinas
desgarra su carne
y mi mano detiene su savia.

Se cierran las ventanas sobre las miradas.

/ antes que suba el sol,
regreso al cajón
sobre la misma telaraña /

viernes, 30 de octubre de 2009

Dos noches, a veces

Hay días que no puedo
que todo me puede;
hasta levantar mis oídos para escuchar si aún lato,
si mi cuerpo sigue masturbando sangre
en una erección inacabable,
círculo vicioso
que se detiene en el último orgasmo
cuando la vida se dilata en contracciones
y se calla sin revancha posible.

Hay días con sus noches, dos noches a veces;
la que duerme en su albedrío de sueños
y la que desvelada debajo de la cama,
zamarrea mi trasero para decirme
despierta, ésta es tu noche,
quizás la última;
aún no es tiempo de cerrar los ojos
al silencio de la parca
que nunca reposa,
que sobrevive a todos los sueños,
a todos los estigmas que se escriben en su guadaña.

Hay noches con sus días
que se continúan iguales de oscuros,
hasta tenebrosos con sus sombras
que persiguen lagartijas,
mis lagartijas de calcinados soles
que salpican sus pies sobre calientes piedras,
donde me suelo acostar
cuando se enfrían mis escamas
y se llena de escarcha la entrepierna de mi sino,
que ya no eyacula sueños
ni siquiera intentos a mano alzada.

jueves, 29 de octubre de 2009

El día final

Amantes revolucionarios, subversivos
de una eternidad rebuscada y perecedera
fuimos cuerpos putrefactos al ocaso
sin regreso, sin gloria y sin banderas.

No era el momento de destruir la esencia
el tiempo que no es tiempo sin la vida
que late inerte o viva en sangre que corre.

La sangre es el tiempo, limita vida-muerte.

¿No es acaso menester detenerse a pensar
que fuimos borbotones de vida-muerte?
Entonces no era momento para destruir la esencia.
Igual estábamos muertos.
…………………………….

El camino mirado a la distancia
se angosta
hacia el extremo.
Se embuda,
como un cono de luz cerrándose.
Así es la vida.

Miro esa distancia que se traga
todo al borde del camino:
los campos florecidos de violetas
las relojes y sus misterios
las aves con sus esperanzas.
Los muertos.

Todo traga el tiempo final (la muerte).
El embudo que absorbe
el final del principio.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La confianza

Se desprendió de reojo
vejada y abusada;
guarda reposo
en prolapso vegetativo
de un creo falso
uterino y abortado
por otra dudosa y ajena reputación
de incertidumbre dubitativa:

a desconfiar.

Alguien cegó su alborada
la razón de su razón,
desde entonces dudó
negó y cayó,
no se levantó más,
no como antes,
no como tantos antes;
ahora mira de reojo
desconfiada.

El pan del día después

Ella sobre el púlpito
agoniza el instante perverso del beso pecador,
desprendido rouge sobre cuello gris.

Avinagrado, vetusto vino de misa,
zumo bautismal de incrédulos nómades
que besaron sus manos desteñidas
entre cálices de barro, sobre altares
mancillados por la fe falseada,
adulterada como ese creo
que no cree nada,
nada más que procrear
la incultura de un universo sagrado.

Mientras el mastica su pan blanco
espirituoso, auto-redimiendo culpas,
otros se mueren de hambre
y condenados.

Apócope

La vida tiene los días contados
el túnel de roca viva
engulle al tren de prismas acelerados,
chocantes de cuarzo,
energías que movilizan las agujas
sin control, descontroladas
de un reloj de arena de medio tiempo,
un portal sin regreso
apócope
de un ser mensurado.

El aféresis de la vida
en un túnel sin salida
espera del otro lado.

Necio

Opuesto al río
deriva solitario,
orejano,
redomón chúcaro
abstracto;
pariente de la roca,
del granito
hecho lápida;
pintado en grutas
por anacoretas de barro;
solitario elegido
auto señalado
para ser Mesías
de si mismo.

Por su estupidez
fue uno más
entre tantos olvidados.

Vejez sitiada

El hombre con ojos vidriosos y tez de lija,
la mujer con manos de encaje y tiza,
cuerpos hacinados en la matriz del tiempo
rechazados por el orbe,
segregados por la mezquina urgencia;
gangrena que corroe impunemente
la razón sin razón del verdugo,
justicieros con cincel de jauría
desgarrando la edad envejecida,
parias que engendran padres de abandonos
a la suerte de sobrevivir en cautiverio;
clones genéticos
adulterados y egoístas
pagando con cuchillos
las espaldas que los sostuvieron
antes que fueran vidas.

lunes, 26 de octubre de 2009

Inconsciente conciencia

Solidarias se despiertan,
pasan lista sobre la cara oculta
de la conciencia.
Las voces no profanas
se proclaman eruditas
en detrimento de lo absurdo.

Esas voces marcan oscuros,
querellan en albedrío,
se deslizan en calles de pies de brasas.
Señalan.
Provocan miedo, temblores.
Palpitan las angustias de sin razones.
Son las voces crueles
avistando lo profundo, lo que quema:
la flama incendiaria de la no vida
la cobarde inacción del cuerpo
la parálisis estentórea de la garganta,
la que niega;
no se asume autista.

Las voces y sus verdades
declaman la acción sobre el suicidio,
la posible muerte ensimismada.
Cuando sólo quede el aura de lo que fue
ellas serán quienes cierren la ventana
del despilfarro de ociosa vida
de quien se declare
en muerte crónica.
Escribirá
sobre la necia ceguera de lo que fue conciencia:
no abriste los oídos
no hiciste nada.

Inexorablemente

Derrotados los últimos vahídos,
las últimas letras mancilladas
como filtradas por el cedazo de una hoja,
remanentes de un juego
donde no forman nada.
Se diluye el tablero, el artista,
los clonados poemas;
el vértigo que ya no provoca,
la musa que no emociona las palabras.
Se endurecen los dedos
antes del final lento y agónico.
No sé quién escribirá el epílogo,
quién sostendrá la pluma.
Mi voz aplaudirá el aire antes de irse
nadie la oirá para imprimirla,
debo irme, inexorablemente.
Fracasa el último bastión de mi esperanza
el derrotero acabará derrotado,
quizás hoy, quizás mañana.
Definitivamente no habrá tregua
sobre la herida palabra.

viernes, 23 de octubre de 2009

Salinas

Ultrajada la cerviz sobre el regazo
reposa el hombre y su costal,
gangrenadas manos por la sal
alimentan miserables angustias,
sosas, insalubres, incomibles
apetito voraz de vida, de carne;
sal y sal y más salinas
en las entrañas de su tierra
reseca, desesperada
por otra angustia menos, otro día

Apenas conoce el blanco,
sus ojos quemados sólo ven blanco;
sus dientes amarillos, sin brillos,
sólo comen blanco;
sus manos rojas, quemadas
sólo conocen de las caricias blancas,
sal, saladas y más salinas

La tarde aprisiona su silencio;
sobre la cerviz encorvada
una lluvia de luz blanca
empalidece su esperanza,
sobre su regazo
hasta la nada es salada.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cortito

El almanaque de la vida tiene los días contados.

martes, 20 de octubre de 2009

Tres dedos

Los dedos de conciencia que sobran
señalan el hazmerreír del imbécil
el acusador de índice liviano
que comulga con lo absurdo
y su ignorancia.

El que acusa con un dedo
le sobran tres que apuntan a su norte;
no merece mi condena,
merece mi lástima.

/ Es mi reflejo el que habla /

sábado, 17 de octubre de 2009

A mi ventana

No ha sido fácil salir este día
demasiado duelos me han costado
para entrar a esta morada,
por eso no ha sido fácil salir esta mañana.

No he ido lejos,
apenas dos pasos hasta la ventana,
para colmo tuve que esforzarme
estaba cerrada,
me asomé a través de ella
no vi nada
y regresé a reposar,
antes cerré la ventana;
esta vez le puse clavos a los postigos,
que nunca más se abra,
afuera, afuera no hay nada.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Entre muertos

Dicen que merezco un amor vivo;
la vida entonces no valora mis méritos,
porque estoy lleno de amores muertos.

Cuando muera alguien dirá:
tenía fundamentos para vivir
pero vivió de lo incierto.

Y sembrarán flores de plástico en mi entierro,
tan muertas como ellos.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Impúdica ironía

Son los instantes
entre el dedo que jala el gatillo
y el disparo que falla;
así es la crueldad del día
que agoniza cada madrugada
y la pólvora mojada
confabula con ella,
así es la vida
cuando todo se acaba;
hasta el gallo de la veleta
se ríe a carcajadas:

- Morir por amor
¡Qué antigualla!
Mejor síguela amando,
no te apresures,
quizás en otra vida
te salga la bala.

domingo, 30 de agosto de 2009

Aún no acaba la noche (Mundo poesías)

30-may-2009 09:13
Soy noche veinticuatro horas, a veces me descuido y un destello llamado amor invade mi oscuridad y pronto se vuelve sombra para oscurecerme un segundo más.

24-jun-2009 09:18
Al final de cada noche hay otra noche, sólo que la luz del sol no la deja ver.

26-jun-2009 12:38
Hoy fue una noche diferente; hoy te besé y lo más bello: no eras un sueño.

27-jun-2009 11:03
Conozco dos noches: la de afuera y la de adentro; la de afuera al menos acaba al amanecer.

03-jul-2009 10:09
De una noche distingo dos colores: su negrura y la mía. No veo los límites.

03-ago-2009 09:03
Es en la oscuridad de la noche donde encuentro el camino más claro.

05-ago-2009 10:35
No soy yo; es la oscuridad de esta noche que llora en mis ojos, por tu silencio de amor.

07-ago-2009 01:49
Amor, no te vuelvas noche por favor; no hoy, que la oscuridad me ahuyenta de esta vida.

07-ago-2009 09:30
Curiosa noche; afuera llueve y adentro también y el limpiaparabrisas de mis ojos dejó de funcionar, curiosamente esta noche.

09-ago-2009 07:46
Amor; cuando al irte cierres la puerta, me tragará la noche del encierro y seré noche por siempre.

12-ago-2009 09:20
Duele esta noche amor, duele mucho.

http://www.mundopoesia.com/foros/group.php?groupid=5

sábado, 29 de agosto de 2009

La cordura

Se derrite en la cajita de huesos
¿De huesos?
…quizás de aire…
no importa el contenedor
se derrite el contenido,
fluye como lava
pero a un mar sin fondo
abismal, más allá del mismo abismo
donde mueren los aerobios
desmembrado
des-lavado
en-in-cordura
muere
muere…

La noche y su memoria

Plantear la noche desde la nada
cuando la pena se hace ancha;
se calma el aire,
los latidos se exaltan
en vértigos que atenazan.

Toman formas inverosímiles
los cuerpos de la memoria;
confabulan para salir,
se mixturan, se agazapan
esperando sus revanchas.

Puede que se debilite el alma
cuando oprima la angustia
y en un rincón de la noche
pueda ser acorralada,
quitarle el aire, asfixiarla.

Y es entonces en ese silencio
que regresan los fantasmas,
tiran de los pies, sacuden la cama
y la conciencia se ensaña
por debajo de la almohada.

Planificar la noche para esperarla,
protegerse con corazas
no sirve de nada,
de cualquier manera llega
y se apodera del alma.

Volviendo raíces

Se caen las horas de los árboles
y yo en el suelo,
me cubren con sus ocres muertos,
no me resisto,
cedo a la intemperie de los tiempos
que no claudican
en acosar mi vulnerable istmo.

Dejo de ser y me vuelvo raíz del piso,
abono del lodo
donde la hojarasca estampó su mapa
de suplicios
y me absorbo desde los huesos
que envejecen
para desgranarse sobre los no vivos.

Para no ser menos que yo mismo
abandono mi ego,
lo dejo derruido sucumbir conmigo,
ambos nos hundimos.
Saca sus manos pretendiendo
salir del cieno,
pero ya es tarde, nos tragó el abismo.

domingo, 9 de agosto de 2009

Fijando posición

Éste cuerpo es lo único que tengo;
vacío de futuro,
absolutamente lleno de recuerdos,
embanderado de fracasos;
tiré la piedra al río tantas veces
colgada de una soga al cuello,
he flotado como excremento
saliendo airoso sin merecerlo.

Renací de atardeceres negros
y morí al alba de suspiros,
lo planeado lo escribí en la arena
se lo llevaron los pasos vencidos;
pero no pude rendirme,
atormentado va el viento
no logró derribarme;
ni vencido ni muerto.

Al saberme débil se debilita
la línea recta de mi destino,
resiste en la soberbia
de no modificar mi camino;
todavía no se ha declarado tregua
el insiste con lo mismo,
yo fijé mi posición:
tiraré otra vez la piedra al río.

domingo, 2 de agosto de 2009

Como sapos tras las lluvias

Vuelvo de tantas palabras
que ya he perdido la cuenta,
el cuervo se desgañita
pero a ninguno amedrenta.

La ceguera exalta al necio
no quiere ver su conciencia
atrapada en los desechos
donde escarba la pobreza.

En la lengua del profeta
predicador de verdades
pululan frases heroicas
todas cagadas de hambre.

Nadie escucha lo que dicen
las voces de los ausentes
los tímpanos sucios de ego
impiden reconocerse.

Plantan y venden (verdades)
en medios audiovisuales
esparcen tantas (virtudes),
méritos que pocos les creen.

Venden sus almas al diablo
que tampoco le interesa
teme que los sinvergüenzas
le hagan la competencia.

Aferran cual mugre e’talón
los escaños que consiguen
compran y venden sus votos
se voltean como panqueques.

Y miran desde su banca
de ignominiosa soberbia
los balcones de los pueblos
que claman su recompensa.

Ellos son y se renuevan
como sapos tras las lluvias
procreando sus propias cuentas
mitosis de corruptelas.

Y vuelven siempre seguros
porque no tienen conciencia
renovados en los votos
de los pueblos sin memoria.

domingo, 19 de julio de 2009

Interiores




Somos tantos
que no distingo cual de ellos soy:
el de la sonrisa roja
o el de los ojos blancos.
Tal vez un poquito de todos y ellos de mi.
¿Pensarán lo mismo cuando me ven llorando?

Serán confundidos con mi máscara de espanto,
ellos saben quien soy y no me harán caso.
Juzgarán con su criterio de payaso:

- Es uno más de los tantos con su interior de llanto.

Y soy ese interior de llanto,
que pinta sonrisas a su propio espanto.

Nadie me cree pero seguiré pintando,
mientras sus rostros dibujen labios
con blancos dientes asomando
y se tomen los estómagos
de carcajadas resonando.

Y reiré con ellos… y de ellos.

Porque también me muestran sus espantos,
cuando esperan que un triste payaso
les devuelva las sonrisas
a su interior de llanto.

domingo, 28 de junio de 2009

Pájaros en concierto

A veces soy sombra reptando paredes,
acertijos de vida sin respuestas
que trepan mis axones y se implantan
en el lóbulo central de mi esquizofrenia.

Amarronado y vetusto mucílago,
sabor acre de sangre derramada
en vanos de puertas que cerraron
sus postigos de odios en mi cara.

Pero respiro aún con el aire muerto,
y camino erguido a pecho descubierto
entre mausoleos de rostros extraños,
testigos callados de mis desconciertos.

Y mis desvarìos, los que no pudieron
callar con el certero golpe de un chaleco,
que encarcela mis músculos y tendones
pero deja libre mis pájaros en concierto.

Y vuelvo sombra aferrando muérdagos,
sucumbo silencioso sin remedio,
mientras la calma reina en el suplicio
la procesión delirante va por dentro.

Te agradezco padre

No te culpo padre;
yo también he visto morir lunas ensangrentadas,
abiertas en heridas
de madre e hijas dolidos por la huida
cuando las angustias eran continuas caricias.

Y nunca supe si te amé o apenas eras mi padre,
sólo sé que tu dolor en el alma
era más débil que la furia
de tu sangre contaminada
que vencìa todas las batallas.

Y fuiste ausencia tantas veces
que ni recuerdo haber estado en tus abrazos;
pero no te culpo padre
tu cuerpo el castigo más terrible abrazaba
eras carne débil y mente ultrajada.

Tampoco te odio, no cabe en mi alma,
solamente que en tu ausencia
siento que no he aprendido nada,
que los golpes de mi vida
no sivieron para encontrarla.

Y vuelvo la mirada
hasta apenas tres veces nueve lunas
y veo un reguero de estrellas alejándose,
un camino incierto y lúgubre
y esta mísera vida que se acaba.

Pero no te culpo padre,
a pesar de todo te agradezco que me amaras,
a tu manera, en tu triste soledad y sin palabras,
con tu mirada de bondad encarcelada
y tus silencios que no decían nada.

domingo, 14 de junio de 2009

Cada vez que muero

Caer de nuevo
preanunciando un cielo invertido,
abajo de todas las piedras
allí donde radica el miedo,
acaso el muzgo infinito y oloroso
de ese cielo que ansío pero temo.

Salir es la mala costumbre
que se vuelve tediosa cada vez que muero,
cuando falseo los papeles de un infierno
del que quiero huir y ser eterno,
abrazarme a este cuerpo
que se resiste a ser viejo.

Ser arrugada piel de cementerio
pergamino de historias
que morirán sin recuerdos,
sin dejar su adn tallado en troncos
o un corazón que no vivió su tiempo
porque hace siglos que está muerto.

Arriba la podredumbre
abajo lo mismo y cieno,
en el medio como junta de cemento
este vestigio que dejó de ser cierto
y volvióse tierra de abonos
para futuros destierros.

miércoles, 3 de junio de 2009

Perdón por ser humano

Pido perdón:
por ser humano,
por agregarle una mancha más a mi raza
perfectamente imperfecta,
por errar mi camino,
por querer ser lo que no soy
un perfecto imbécil humano,
uno de los tantos que alguna vez
arrojó la primera piedra
y que hoy debe recibirla en escarmiento
por los errores cometidos.



Pido por favor:
que alguien me castigue
que arroje su primera piedra
como alguna vez lo hice yo
cuando equivocadamente me creí infalible
y quise ser ejemplo de nada
para nadie,
más que para mi propia vanidad mezquina
insulsa y sin méritos que sumen,
sólo estrellas para mi firmamento de papel
sin brillo y sin sustento.



Ofrezco explícitamente el perdón
para quienes me juzguen por mis errores
y por mis no errores
que alguna vez cometí pero que me endilgan en pack
no seleccionables y decartables;
un producto Madein-chi-taiw-jap-eeuu
recambiable,
ya demostraron mi culpa
no me maten;
no sigan tirando piedras
al fin y al cabo soy humano
imperfectamente perfecto
hasta quizás modificable.



Muerto no sirvo para nadie
ni siquiera para las vanidades
de una firma vacía,
de un anónimo poeta y sus verdades,
de un reconocido trashumante
en huellas que no llevan a ninguna parte
más que a la tibia y vana manifestación
de suceder en el tiempo,
de marcar espacios en el aire,
etéreos como la vida
insignificante como un átomo
de una estrella de diez mil años muerta;
soy humano y pido perdón
pertenezco a esta raza y me hago cargo.

jueves, 21 de mayo de 2009

La estocada final




Traje de luces, arena, lid de bestias;
en el ruedo alguien espera,
son muchos; voces, alaridos, lujuria latente,
el final se aproxima en la agonía
de los dos que hoy morirán en la nada.

Tirita la espera entre bambalinas,
la bestia dorada, adormecida,
sedada por la afeitada
que cercena su potencia
hoy no sabe de su suerte marcada.

Sale la bestia, desnuda, obnubilada;
golpea su incredulidad
la pared de las voces que reclaman
su sangre, su agónica derrota.
El espectáculo comienza.

La vergüenza, el dolor ajeno
alimenta los espurios deseos;
la bestia es sacudida en topetazos
entre capas y estoque;
banderillas y puya.

Juega la muerte sobre sus espaldas
certeras estocadas cercenan su piel,
desgarran músculos,
derraman ríos de sangre.
La arena clama su muerte, el premio final.

Derrotado en cuerpo y espíritu
dobla sus piernas, se entrega a la estocada;
el matador, apunta y salta
sobre su cuerpo casi yerto;
clava los cuernos en su garganta.

La multitud explota en las gradas,
la bestia es mutilada
cortan sus restos aún en vida,
ya sus reflejos murieron antes que el cuerpo
fue la última estocada.

Murió la bestia,
otra bestia su asesina tomándose revancha,
matador matado,
silencio en las gradas;
los toros ya se han marchado.

sábado, 16 de mayo de 2009

De todos modos

Cuando acaben los silencios
bajaré a raudales,
descendiendo por la cuesta
lavando miserias,
la nada, los males,
los recodos enderezados.

Cuando las curvas salgan a mi encuentro
y yo siga derecho
porque derecho es más corto
el camino al precipicio;
entonces sentado sobre el aire
al borde del abismo
intentando vomitar los miedos;
sacudiré mi cabeza
contra el muro de la inconciencia
y sucumbiré al vacío;

caeré seguramente en la aguja del pajar
y maldeciré
por haber intentado cambiar mi destino,
peregrino inevitable,
gitano que predice mi camino
y me impide formatearlo
de la manera que ansío,
porque de lograrlo
estaría escrito que el nuevo
seria de todos modos el mismo.

Y estaré de nuevo
sentado al borde del precipicio,
aferrando el aire que contamino
con mis delirios de ser distinto,
con la aguja del pajar
clavada en mis intestinos;
pero esta vez mi destino saltará conmigo.

Yo te acuso

Yo te acuso dios
por tu negligencia de no existir,
por hacer humanos a tu semejanza,
por mentirte que eres perfecto.


Mira a estos niños, ¿Qué culpas tienen?
de tu soberbia, de tu impracticable doctrina,
de tu blasfemo libre albedrío
que libra de culpas a tus peores descuidos.



Yo te acuso hombre; me acuso aunque no lo hago mío,
de mirar la soberbia de un dios
y dejar en sus manos los destinos;
mira ¿Qué culpas tienen estos niños?


De tus miseria, de tu vil moneda, de tu hambre,
de tu semejanza a un hipócrita divino
que excomulga tus faltas en pan y vino
y a estos niños ¿Quién los trae del olvido?




Yo te acuso dios-hombre
-creador de hombres fallidos-
que expían sus errores, sus escasos aciertos
y se lavan las manos con un Dios así lo quiso.


Miren a estos niños, no tienen la culpa
de las bajezas humanas, divinas
o cualquier estereotipo;
realidad mísera, escrita por hombres
que procuran ocultar el verdadero motivo.

sábado, 28 de marzo de 2009

Cuando cayó la pared

En mi pared hubo una vez un cuadro colgado.
Colgado de mi pared estaba recién pintado;
sobre la pintura manchada otra mancha más clara,
otra mancha más clara sobre la mancha en la pared.

Pintaron la pared mil veces manos de colores.
La mancha seguía inmune más clara que la pared;
tu rostro en el cuadro se volvió tiza
y el polvo sacudido contaminó tu sonrisa.

Un clavo oxidado soportaba su peso.
Un cordel sostenía el peso de ese cuadro en la pared;
recuerdo ese rostro bello enarbolando sonrisa,
sonrisa que fue arrancada con el cuadro de la pared.

Ella fue arrojada sin separar del cordel.
Entre escombros enterrados estaba el cuadro aquel;
el cuadro con su sonrisa oxidada en la pared
demarcaba un espacio, un sitio que ya no es.

Ya no hay más cuadros en la pared.
En realidad tampoco nada queda en pie;
lo derrumbaron los temblores reflejos
cuando cayó la pared, la sonrisa y el amor aquel.

martes, 24 de marzo de 2009

Un casi ex hombre

Hay un epitafio escrito en mi mente:
aquí yace quien fue, un casi ex hombre;
utópico, altruista por conciencia,
respetuoso de los respetos del otro,
majadero de mazazos limpios,
destructor de sus propios sueños.

Creador de sus casi ex triunfos,
exacerbado creyente del hombre,
útil trapo de piso, lavador de miserias,
artífice de su casi ex destino,
un casi ex hombre sin prejuicios
equivalentes a ser nadie en si mismo.

Cierro mi propio epitafio en mente escrito,
augurando más casi ex conquistas,
destierro algunas miserables actitudes,
envilezco, me atosigo de embarazados odios,
tejo el muérdago que rodea mi tumba,
inflo mis pulmones con hiel y escupo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Otra vez el dedo en el culo

Argentina, otra vez Argentina y la miserable clase política, temerosa de ser castigada por sus corruptos procederes y perder el trono de la impunidad que la llamada democracia le permite; adelantó las elecciones en virtud de una primera derrota electoral en una de sus provincias: el miedo no es zonzo.

Otra vez el dedo en el culo

Pensar, meditar, decidir, votar;
la misma historia cada tanto,
la misma miseria humana,
los mismos ruines de siempre.

El nunca más ya es historia,
nada fue más que lo mismo
y lo mismo seguirá siendo
en cada instante de memoria

Somos graduados ignorantes,
nuestro examen es clonado,
tropezar con la misma piedra
aún conociendo el empedrado.

Y vamos por más, ovejas del rebaño;
las dádivas marcan las huellas,
el fin del poder: el esclavismo,
comprar las conciencias su sino.

Tiene miedo el poder de no poder
torcer su fatal destino,
avecinado en clamores
la derrota y su castigo.

Mueven sus arteras armas
sorprendiendo al enemigo,
asestan golpes traidores,
adelantan sus destinos.

Le tienen miedo a los votos,
al puñal de la justicia,
que algún día despierte
y les cante sus heridas

Ya estoy cansado de todo
medio siglo de basura,
harto de tantas mentiras
y de tantos dedos en el culo.

lunes, 2 de febrero de 2009

Crepúsculos perdidos

Fueron tantos soles escondidos
entre follajes enredados de estíos;
madreselvas abrazando muros,
amantes sin retornos, fenecidos.

Crepúsculos perdidos, ayeres
inconclusos sin la savia de los besos,
en la espera, en el frágil silencio
y en la tarde mustia que me hiere.

Hay un duelo infinito que sostiene;
la languidez reprimida del ocaso,
el zarpazo de la noche que sofrena,
la urgencia de morir en los abrazos.

Otro crepúsculo más, otro día
sumados a la cuenta de fracasos,
se han perdido tantos en la nada
que a la vida están faltándole pedazos.

La muerte vive en El chaco (el monte)

Chaco, Argentina, un millón de habitantes; centro habitacional permanente de la miseria; 50 % pobreza, 40% indigencia, 20 % mortalidad infantil (niños fallecidos ante de cumplir un año de vida). Un pueblo olvidado dentro de un gran olvido nacional. Un pueblo donde el hambre se muere de hambre; en un país banquete donde pocos son los que comen (rapiñan).

Los miserables


Brindis en oscuras oficinas,
la máscara ostentosa del ladino,
el hambre se muere de hambre
y ellos duermen sobre el vino.

Majestuosa reina de despilfarro
en delirantes atuendos de oropel
confunde al pobre con sus lujos
y envilecen su propia razón de ser.

Ellos, los eternos olvidados.

Descarnados por el hambre que corroe
la esperanza como atuendo de crecer,
son moscas escarbando en la basura,
la vergüenza que se pierde por comer.

Cargados de hambruna silenciosa,
pasivos, desnutridos mueren mil,
cientos esperan en su impotencia,
muchos a punto de morir.

Los delincuentes de siempre.

El silencio no justiciero (de la justicia),
eterno cretino pendenciero(traidor)
en ceguera permanente y con desidia,
ocultado a los reclamos del dolor.

La necedad invade su necesidad
de perpetuar su mezquina intención,
de conseguir del pueblo sus favores
compran sus silencios con bolsones.

Muestran arteras la vergüenza y el descaro,
en discursos florecidos de mentiras,
con eternas promesas no cumplidas
que se olvidan cuando ganan la partida.

Cincuenta por ciento dueños del hambre,
la otra media como puede sobrevive;
las mentiras duermen en sus puestos
reposando las resacas de sus brindis.

viernes, 30 de enero de 2009

Ramón; el poeta

Ramón se llamaba, le decían poeta,
el era la viva esperanza a cuestas,
llevaba en sus bolsillos un mar de sueños
y pintaba con ellos colores a la tierra.

Solía vestirse con un delantal sucio
manchado de crayones, carbonillas y témperas;
en sus alforjas una botella llena de aire puro
y en su corazón la vida plena.

Decía que este mundo eran partículas,
que necesitaban ser unido con poesía
y que las manos invisibles que las pintaran
serían con el tiempo los lazos de la vida.

En su destino de poeta errante y vagabundo
le pintó árboles frondosos al solitario camino,
a los caballos de corrales les dibujó alas
y al viento una cola de cometa para que no caiga.

Siguió atravesando paisajes y a las piedras
les pintaba un corazón y una flecha de Cupido
con dos letras de color de la esperanza
la A de amor y la H de un hombre renacido.

Sobre las fronteras puentes sin banderas
pintados de colores infinitos
para que nadie se sintiera clandestino
y volase por el mundo sin permisos.

A los hombres les colgaba un cartelito
que hablaba de la paz, de guerras sin sentidos
y les dibujaba a los necios en la ojos
una paloma con un laurel en el pico.

A los ciegos de espíritu les pintó ojos;
a los mudos por cadenas los llenó de gritos;
a los sordos de corazón les cantó al oído;
y a la vida un cielo de esperanzas y un sentido.

martes, 27 de enero de 2009

Como perro en la pedrada

No sirve gritar (para adentro)solo;
el grito es agonía y asfixia el alma,
ahogada se rebela y se vuelve parca,
aturdida, silente, en burbujas de nada.

Vale más el bramido en la garganta
que irrita en verdades al que espanta,
sacudidas de miserias embrolladas
entre sus arrebatos de soberbia insana.

No me gusta callar lo que otros callan
tengo espinas de cardos en las palabras,
si quedaran encerradas en mis ganas,
lastimarían las verdades mi garganta.

No le tengo miedo a la hoz prepotente
de los que pretendan estrangularme el habla,
si sus conciencias negras los delatan
que huyan como perro en la pedrada.

Siempre fui libre de pensamiento y dije
a riesgo del escarnio de mentes infelices,
nadie mata las verdades con sus balas
solo dejan en evidencia su nefastas coartadas.

Podrán si quieren defenestrar mi lugar,
sacrificarlo a espurios sicarios sin honor,
enterrarme en blasfemias malparidas,
pero nunca nadie hará callar mi voz.

Derivaciones emocionales de un día cualquiera

Amanecí temprano, lleno de energías;
mates con pan casero, manteca, mermelada,
tras la ventana, un cálido sol a la vista,
mis deseos un maravilloso día pintaban.

Media mañana, timbre, el cartero
correspondencias varias portaba;
un par de folletos, a viajes me invitaban,
y detrás el garrotazo, facturas atrasadas.

No había tragado aún, la sacudida pasada,
pasando por la cocina, ver la heladera vacía,
con su estómago mustio, comida ella clamaba,
mi deber obligatorio en proveerla consistía.

El día estaba nublándose, la ventana oscurecía,
el sol ya no era cálido, quemaba mis energías,
ebullición en mis entrañas, la noche se me venía,
aún faltaba la tarde, apenas era mediodía.

Salir urgente de compras, la medida requería,
el automóvil no enciende, seguro la batería;
empujarlo cuatro cuadras, todas cuesta arriba
para que encienda a dos metros de la proveeduría.

Estantes de mercaderías, con precios como hormigas,
parecían de hormigueros pateados como corrían,
apenas cuarto changuito, dos papas, una sandía
y la tarjeta en rojo que apenas el monto cubría.

El automóvil esta vez, seguro respondería,
cuatro cuadras en bajada ningún problema habría,
llegar urgente a mi casa, un valium almorzaría
necesitaba la siesta para reponer energías.

La tarde ya era un estrago de mis deseos del día,
la bronca iba in crescendo ni el valium la detenía,
en el calor de la siesta el aire descomponía
al único ventilador y a mis últimas energías.

Por suerte ya es noche, pocas horas quedan del día,
los mates fríos quedaron, la manteca derretida,
recostado en mi silla, madera vetusta como la vida,
la luna me guiña un ojo, al fin no fue tan malo el día.

domingo, 25 de enero de 2009

Los dueños de la pelota

De niño, aún lo recuerdo: mi sueño, al igual de otros niños de ese pueblo que apenas tenía cuatro calles de tierra, el resto era silencio; era tener una pelota de fútbol de cuero. Papá Noel en ese entonces tenía otras prioridades, diferentes a mis deseos. Alguno de esos niños con un poquito más de suerte pudieron tenerla. Entonces fue que descubrían mis ojos de niño una nueva realidad; yo era gordito y para colmo jugaba muy mal al fútbol y prohibía mis derechos a ser igual que el resto.


Cuatro calles locas, mil delirios de pueblo,
siestas de gorriones, el calor sofoca al aire;
mi padre y un sermón ¡no te escapes a la siesta!
el sol quemará tus razones ¡te abrirá la cabeza!

Yo y mi hambrienta libertad de infancias
hacía caso sordo al corte de mis alas;
escapaba sigiloso por la cómplice ventana,
ella era mi luz, a mis sueños me llevaba.

Tras las viejas vías, una cancha improvisada;
arcos de torcidos palos, ramas de paraísos,
líneas marcadas con zapatillas de plásticos
embarradas de sudor y de sueños de ídolos.

Él llegaba orondo, rodeado de sus amigos,
pelota bajo el brazo marcando el mundo es mío;
luego, las precisas pisaditas para armar los equipos,
siete por cada bando, siempre sobraba el gordito.

Mi voz entonces era más suave que un trino,
murmuraba en mi tristeza quiero jugar el partido
y encontraba sus respuestas en delirantes alaridos:
¡somos siete contra siete, si me canso entrás gordito!

El tiempo siguió creciendo, mis alas nunca cayeron,
a pesar de tantos cielos, de tanto mundo confundido
y en mi mochila de años sigo cargando mis sueños,
aunque en la cancha de adultos la pelota tenga dueño.

domingo, 18 de enero de 2009

Argentinos hasta la muerte (tonta muerte)

Argentina por naturaleza y por historia se caracteriza por ser un pueblo incomprensible; genocida de su historia, de su presente y de su posible futuro. Quizás estas mis palabras sean incomprensibles para aquellos que no conozcan su historia (Argentina) y hasta para algunos de nosotros.

Mi cuna fue un vagón
y rieles mis recorridos;
mi primer juguete un tren
madera de paraíso.

Por los rieles de mi patio
tallados en piso de tierra;
un guarda cambios de vías
señalaba mi inocencia.

Hijo de ferroviario
nieto, primo y sobrino,
ferroviario eran mis sueños
y los rieles mi camino.

Hasta que un día…

Década del noventa;
mesías de barro autodefinido,
visionario como nadie
con sillón de lata incluido.

Autoproclamado renovador
con ideas de primer mundo,
cercenó nuestra historia
prepotente furibundo.

Cortó las venas al pueblo,
desangró arterias en ríos,
extirpó en cruda barbarie
las vías con sus delirios.

Murieron en el olvido
los pueblos y sus vecinos,
nadie supo más de ellos
pasajeros sin destinos.

Hoy apenas quedan trenes,
privilegios capitalinos;
donde gestaron su muerte
los villanos libertinos.

La historia vuelve a repetirse,
artífices de nuestros destinos,
sin memoria, sin una nación,
seguimos siendo argentinos.

Un antivirus por favor

Casi tres de la madrugada,
el aire se está asfixiando,
treinta grados en la sombra
aunque el sol está guardado.

Largos zumbidos escucho
debajo de mi sillón,
mis pies se pegan patadas
doloridos de picor.

Los mosquitos han llegado
perci-oliendo mi sabor,
se prenden a mis tobillos
y chupan que dan pavor.

Mis manos no dan abasto
de repartir golpes al montón,
tengo los pies inflamados
por los golpes y el picor.

Me sangran hasta las uñas,
mis brazos un colador,
el matafuego del auto
de mucho no me sirvió.

Les tiré con naftalinas
y ninguna les pegó,
fueron rodando en el piso
el gato se las comió.

Que se venga un antivirus
esto no lo paro yo,
los mosquitos asesinos
invadieron mi computador.

Antes que pare la lluvia

Antes que pare la lluvia
debo deshojar mi libro;
hoja por hoja,
vacío por vacío.

Construiré con ellas
flotas de barquillas,
en procesión desfilando
hacia la alcantarilla.

No deben quedar rastros,
ninguna huella precisa;
que identifique mi paso
y debo hacerlo de prisa.

Marcas de amores muertos
guardados sin sentido;
no sea que la memoria
recupere del olvido.

También se irán mis sueños
los que nunca he concluido
ahora que ya vencidos
en el freezer del descuido.

Poesías inconclusas,
sentir sin ningún destino,
moralejas desmoralizadas
por este absurdo: mi sino.

Antes que parta la lluvia;
¡Que caiga el cielo plomizo!
que sumerja mi letargo
y la vida que él deshizo.

En alcantarillas de lluvias
barquillas de hojas del libro,
se llevarán estos versos
a las cloacas del olvido.

Una puerta abierta apoyada en la pared (automedicado)

Una puerta abierta apoyada en la pared,
no tiene picaportes pero tampoco se ve;
tus ojos encerrados en un cuarto sin luz
no miran la puerta apoyada en la pared.

Abrazas tus karmas, masticas, insultas:
¡El mundo es una mierda! ¡De él es la culpa!
pegas cabezazos en ciega estampida,
pero la puerta abierta es tu única salida.

En tu terca necedad no hay autocrítica;
¡Ellos los causantes! ¡La vida me castiga!
Encubres el crimen de tu propio destino
y no la percibes ¡La puerta es tu camino!

En vano tu intento de buscar culpables,
eres lo que eres, por decisión de abúlico;
ves con los ojos inmensamente abiertos
pero no ves la puerta que llevas adentro.

Aberrante desatino, gestor de fracasos,
necio intransigente, paria de ti mismo.
¡Mírate por dentro! ¡Descúbrete de una vez!
la puerta está abierta apoyada en tu pared.

miércoles, 14 de enero de 2009

Contraseñas

Asomado a este mundo
me recibieron con cantos
y un golpe en las nalgas
contraseña de mi llanto.

Colgaron de mi muñeca
una cintita de raso,
de suave color celeste;
contraseña de mi sexo.

Colocaron en mi legajo,
día, hora, talla y peso;
fueron mis primeros números;
contraseñas de mi nacimiento.

Un número le imprimieron
cuando niño a mi inocencia:
una libreta con foto, una huella;
contraseñas de mi existencia.

Al tiempo de mi colegio;
números, letras fui aprendiendo,
y en un boletín crearon
contraseñas para mi egreso.

Cuando mi primer trabajo
urgía para mis tiempos,
un legajo significaba
contraseña de mi esfuerzo.

El tiempo de la familia:
un sueño, un casamiento,
un si, un par de anillos;
contraseñas de compromisos

Después llegaron las hijas;
un divorcio, un desencuentro;
los hijos y sus tristezas;
contraseñas de mis fracasos.

Hoy; soy un negro teclado
en esta mierda: mi vida;
imprimiendo contraseña,
la última; la de mi partida.

domingo, 11 de enero de 2009

Jacinto, mi gatito

Acariciando mi gatito
me despierto cada día,
él siempre duerme conmigo
y va donde va mi vida.

Apenas me despierto
quiere que le de mimos,
si demoro se alborota
y no se queda tranquilo.

Se para desde mi cuerpo
levantando la patita,
si lo toco se sonríe,
y su cara se sonroja.

¡Que gatito más travieso!
De tanto que lo disfruta;
agitado se enfurece
y entre mis manos vomita.

Mi gatito ronronea
pero luego se relaja,
caído como una cinta
plácido entre mis piernas.

Jacinto se llama mi gato;
un bicho de muchos años,
tantos que ni recuerdo
que come de mis manos.

Siempre estará conmigo
hasta que el tiempo lo diga,
espero no muera antes
mi gatito más querido.

martes, 6 de enero de 2009

Las manos de mi padre

Las manos de mi padre
viejas callosas de tiempos;
las manos que me enseñaron
mi oficio de carpintero.

Serruchando madrugadas
desde su altivez de hornero;
constructor de atardeceres
con roja madera de cedro,

Manos que rociaban el aire
con perfumes de maderos;
de quebrachos y algarrobos
de los montes santiagueños.

Montes que siempre lo vieron
hachando vinos jornaleros;
y en el calor de la siesta
curtiendo su piel de sueños.

Las manos de mi padre,
artesa de amasarme cielos;
cuando la noche llegaba
confundiéndome en el miedo.

Ellas fueron artífices
de este oficio que ahora llevo;
enredado entre los callos
de tanto hachar a los tiempos.

Como ellas también mis manos
serán maderas de sueños;
quizás en alguna guitarra
o en algún bombo legüero.

En la cuna de algún niño
meciéndose irán mis miedos
y las manos de mi padre
acompañando mis sueños.

domingo, 4 de enero de 2009

El expulsado

Cuando estudiante trasgresor por instinto;
por tener el pelo largo o pintar en las paredes;
¡Viva Perón! ¡Viva el che! ¡Fuera los milicos!
fui expulsado por defender mis principios.

Por ser pueblo fui expulsado; por defenderlo
de las tiranías de gobiernos un subversivo;
dejé tendales de amores en mi tierra, mi raíz,
por salvar mi vida (mi árbol) del martirio.

Con años acumulados de nostálgicas heridas,
del país que me cobijó por el tiempo de mi huída;
por ser “cabecita negra”, justificaban la medida,
fui también expulsado, ninguna razón había.

Fui expulsado de las calles en donde canté un día,
las canciones que mi pueblo cantaba con alegría;
cuando la vida arreciaba esperanzas de salidas,
de tantas crisis morales de gobernantes gorilas.

Por conservar el salario defendía mis conquistas,
que logré con sacrificios y luego de muchas caídas;
con inconsistentes y arteros rótulos de golpista
expulsaron mis derechos de defender la justicia.

Me expulsaron de tu vida, de la otra y de la mía;
siguen viniendo por mí cualquier razón tiene valía;
un pensamiento distinto, diferente, no tiene cabida
en este mundo de necios donde el ciego es el que guía.